España no es un país con un amplio territorio, donde se necesiten para estar bien comunicados internacionalmente más de 5 aeropuertos grandes en las ciudades más pobladas, y para de contar. Pero sin embargo hubo una época en el que se construyeron aeropuertos como antes se plantaba el árbol de la plaza del pueblo, solo para la foto del alcalde. Sin embargo la inversión económica de dinero público y la cantidad de empresas contratadas para su realización, descubren la realidad del asunto y no es más que mover dinero de todos para meterlo en la secta oligárquica con todo el descaro, y de forma supuestamente "legal". Este negocio de los aeropuertos fantasma o malversación descarada, no es una cosa exclusiva de la piel de toro. Es como todas las obras faraónicas la manera más descarada de robar dinero del estado. Hay cosas que se inventan como los "concursos" que se supone que todas las empresas que se presentan para pillar tajada tienen las mismas probabilidades en el sorteo, pero ya es sabido que solo ganan los oligárquicos así que se podían ahorrar la farsa porque ya no se la cree nadie.
Cuando un político decide parar una obra faraónica, podemos pensar dos cosas, la que nos gustaría a todos y es; va a denunciar el propio sistema, pedir explicaciones, a empresas, funcionarios y políticos por corrupción, devolver lo robado a las arcas del estado, para así reducir los impuestos del ciudadano y ser todos más felices y vivir mejor. O bien, la real, pagar lo acordado a las empresas corruptas, darles una tajadita más con la escusa de que no han acabado la obra y hay que indemnizar. Para finalmente, construir otra obra faraónica que de grandes beneficios a otras o las mismas, que eso da lo mismo, empresas oligárquicas. Subida de impuestos, obras que nunca se acaban y al final nada funciona porque si funciona se acaban las escusas para seguir robando con el mismo timo una y otra, y otra vez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario