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domingo, 17 de septiembre de 2017

Manzana podrida

Hoy voy a poner un símil para que se entienda un poco lo que yo creo que pasa en España.
Imagínese el lector una familia de seis miembros. Padres, tres hijos y un perro. Lo padres aun jubilados ayudan en el negocio familiar que lleva el hijo mayor y la hija mediana. El pequeño se emancipó y trabaja por cuenta ajena. Todos salvo uno aportan algo a la familia. El perro cariño alegría y sonrisas, la mediana y el pequeño aportan trabajo y dinero. Los padres apoyo y dinero. Pero el mayor, gasta más de lo que toda la familia aporta. Además el mayor, se permite el lujo de maltratar al resto con insultos y acoso al resto de los miembros de la familia. Es más, ni siquiera pasea al perro, o le da de comer. Pero por si esto fuera poco, también el hijo mayor tiene toda clase de vicios y de caprichos. Que los padres por miedo le consienten, temiendo un acoso y un maltrato aun mayor. Sus dos hermanos se ven impotentes al ver como sus padres no hacen nada, al contrario, le sueltan más y más dinero.Esto lleva a la familia a una situación de quiebra total sin solución alguna. Y los maltratos con la falta de dinero y de soluciones empiezan a venir de todos lados. Hasta el perro se pone enfermo de los nervios y empieza a tener problemas de estómago.
Todo esto se puede parar en cualquier momento, si se ataca al problema de raíz, haciendo que el hijo mayor se comporte de forma adulta y responsable. Pero esto nunca ocurre, solo se agrava más el problema, el mayor acosa y maltrata más y se dedica a robar el dinero de su familia para pagar más vicios.
Cualquiera que lo vea desde fuera, diría que al mayor hay que echarle de la familia, y ponerle en tratamiento psiquiátrico. Y en algún momento, deberá trabajar para reponer el dinero robado. Alejarle de algún modo del resto de su familia para que así termine el circulo vicioso destructivo creado.
Sin embargo, lo que ocurre es lo contrario, los padres venden y piden prestamos para que el mayor siga teniendo todo el dinero que quiera y no pare de hacerlo. Porque los padres solo ven que si tiene dinero, está ocupado en sus vicios y deja vivir al resto.
Claramente es lo que nos pasa en España. Tenemos un gobierno que gasta más que lo que ingresamos los ciudadanos trabajando. Tenemos políticos que solo trabajan para robar y pagar sus vicios y no aportan nada al país, salvo problemas. Como no se quita el lastre que llevamos, la cosa va cada vez peor, el dinero, el poco que hay, se invierte mal y se gasta mal. Se sigue robando el dinero público, malversando fondos, y en vez de pagar deudas se perdonan. Nuestro hijo mayor, nos está matando a todos, y no solo no le ponemos freno, sino que le consentimos que nos maltrate y que nos impida ser productivos y salir del caos y la ruina.
Nuestra sociedad, tremendamente paternalista y humana, sigue consintiendo el abuso, el maltrato, el desfalco, la incompetencia, la soberbia, la deshonestidad, la inmadurez, la estupidez, el abuso de poder, etc. Y no hacemos nada, salvo pensar que en algún momento se dará cuenta y cambiará. Pues no, jamás va a cambiar, los que debemos cambiar somos nosotros, y echarlos del poder de una vez para siempre. Pero antes aplicarles el castigo correspondiente para que nadie más vuelva a repetir dicha conducta. Alguien leyendo esto diría que fácil de escribir, difícil de hacer. Es más difícil aguantar y mantener al niño tonto, que armarse de valor y enfrentarse a él. Y la vida, se vuelve mucho más sencilla y agradable una vez resuelto el problema. Sin embargo no hay cojones para poner las cosas en su sitio, y si hay cobardía para seguir soportando lo insoportable.
Nunca he entendido la estupidez de esta sociedad que premia al asesino, inútil y estúpido mientras que castiga al inteligente, trabajador y honrado. Quizá por eso todo este funcionando tan mal.

viernes, 15 de septiembre de 2017

La vida como una anuncio de refrescos

Nos venden constantemente con una música estridente y unas sonrisas relucientes una vida falsa y fría. Llena de sensaciones chisporroteantes como la gaseosa de los refrescos. La vida como en uno de esos anuncios que nos muestra la publicidad. Pero la vida no tiene nada que ver con eso, y además es una suerte que no se parezca en nada, sin embargo muchos se empeñan en tener una vida vacía y absurda como nos enseñan las películas de Horribud y la publicidad. Me acuerdo de aquella canción que decía, "quiero ser un bote de colón, salir anunciada por la televisión". Hubo un momento en el que la juventud denunciaba toda esa sociedad basura. Donde el marketing no engañaba a nadie, y la mayoría de los jóvenes buscaban algo más en su vida que no sea una marca de zapatillas o el último modelo de nada. La mayoría de esos jóvenes que ahora cumplen los 50 años, fueron destruidos por las drogas. Y pocos han sobrevivido con la esencia natural de lo que se llamó la generación de los 80 y la famosa movida madrileña. Y no es casualidad que esa generación haya desaparecido como si jamás hubiese existido, y solo nos quede de esa época la basura que promocionaba el régimen de refrescos, como los grupos llamados de pijos, que eran "Mecano" o "Los hombres G". Y aunque muchos canten las canciones de Rosendo, y conozca aquel grupo que cantaba para multitudes mucho mayores que las de Mecano o Los hombres G, y que se conocían como "Ñu" y "Leño" en toda la geografía nacional, ya pocos saben de que iba la historia.
Pero yo sí me acuerdo, pues observaba desde fuera, ver a aquellos jóvenes anti sistema, que en realidad no eran anti nada. Solo veían las cosas como eran y defendían su libertad a decir que era así la vida y la sociedad, y no como les querían hacer ver que era. Simplemente no estaban ciegos, ni lo querían estar. Se negaban en rotundo a parecer imbéciles o borregos, a creerse que se podía vivir en la mentira y que los cuentos para niños, esos de fantasía para soñar con una vida hueca. Una rebeldía que no era tal, simplemente era no negar la realidad, y vivir. Porque para vivir, hay que saber como es el mundo, hay que sentirlo como es, con sus matices. Y en ese mundo de fantasía, no hay matices, solo hay unos falsos buenos, y unos falsos malos, y un mundo que apesta pero que nos dicen que es en el que debemos vivir. Un mundo donde el que tiene poder tiene el derecho de joder la vida al prójimo sin castigo alguno. Y ese mundo, falso lleno de hipocresía es en el que vivimos ahora. No es cierto, el malo es aquel que se cree con el poder de dominar la vida ajena hasta el punto de acabar con ella, y puede vestir como quiera, tener el lujo que quiera, pero siempre será la mayor escoria de la humanidad, siempre olerá mal por mucho que se lave. Y siempre será una cucaracha fácil de exterminar, aunque los cuentos nos digan lo contrario.
Solo hay que ver el mundo tal y como es, y nos daremos cuenta de que débil es el que nos venden como fuerte, y que fuertes somos los que nos creemos débiles.
Recuerde el lector, que lo mejor que se puede hacer con un imbécil, es pasar de él. Ignorarlo como todos los anuncios y demás comeduras de tarro sociales que no valen para absolutamente nada.

domingo, 10 de septiembre de 2017

¿Por qué una sociedad enferma?

No hace falta ser muy observador para darse cuenta que el 90% de la población que vive en esos países que podemos llamar "afortunados" está enferma. ¿Pero por qué estamos enfermos?. Muchas son las teorías de como nos enferman a través de casi todo. Sin embargo yo no me conformo aun con ninguna de las respuestas. Como siempre en este tipo de cosas, hay que preguntarse quien o quienes salen ganando en una sociedad enferma. Y no hablo solo de enfermedades físicas, también psicológicas, que son peores. Ya que las psicológicas afectan a un numero tan elevado de gente, que ya no se pueden considerar ellos mismos enfermos porque han entrado dentro de lo aceptado por ser sus comportamientos demasiado habituales en la sociedad moderna.
Aunque las enfermedades benefician tanto a profesionales de la salud, como a empresas farmacéuticas, y el negocio es cada vez más rentable. No estoy del todo segura que sean solo estas empresas y los políticos corruptos los que se lleven la mejor tajada, no son los más interesados en volvernos a todos locos y enfermos en general. ¿Entonces quién o quienes pueden estar detrás?.
Es cierto que la locura a la que nos inducen, nos vuelve cada vez más dóciles, más obedientes, más fáciles de manipular, más agresivos con nuestros iguales, más psicópatas y nada empáticos, etc. Los siguientes culpables, a los que les podemos cargar gran parte de la culpa son los gobiernos y las grandes multinacionales. Aunque por alguna razón, tengo la sensación que estas piezas son solo peones, y que hay algo mucho más negativo que hace que muchas personas que nunca hubiesen empuñado un fusil, ni siquiera un arma blanca contra alguien, de repente se marchen muy lejos a destruir lo que de un día para otro considera sus enemigos.
¿En qué macabro juego nos han metido y nosotros todavía no nos hemos dado ni cuenta?. Mi memoria, es débil para recordar en que punto de la historia nos empezamos a volver locos. Sé que hubo un despertar después de los atentados de 11s en EEUU. Y sé que algo pasó después que nos hizo dormir de nuevo. Luego han existido unos pequeños despertares en algunos países, pero han durado muy poco, casi ni un año en muchos casos. ¿Cómo puede despertar un país entero un día y dormirse en un sueño profundo al siguiente?. Desde luego sé que algo no está funcionando como debe, aunque no sepa el verdadero motivo ni quienes mueven los hilos. Lo que sí se es que algo va muy mal, algo en nuestra psique y en nuestro organismo no funciona como antes. Y debemos saber que es, para poder curarnos. Si no sabes que estás enfermo, ni sabes que enfermedad tienes, es imposible encontrar una cura.

sábado, 2 de septiembre de 2017

La cultura de la autodestrución

Vivimos en una época donde la autodestrucción gracias al consumo, no solo destruye la personalidad del individuo, también aniquila a este.
El masoquismo es impuesto por la venta del placer, que en realidad nos conduce a todo lo contrario.

1. Nos venden felicidad. Cada vez que compramos un producto totalmente inútil que al poco tiempo se rompe o dejamos olvidado sin usarlo, nos estamos nosotros mismos engañando y convirtiéndonos en frustrados. Sea lo que sea, desde un ropa que pensamos que nos crea una apariencia agradable a los demás y al poco debemos tirar, hasta un aparato tecnológico que se pasa de moda o se queda obsoleto. Nosotros mismos, nos estamos machacando de una forma masoca, ya que sabemos positivamente que no nos aporta nada, y nos quita dinero de nuestros bolsillos, lo que nos hace ser más infelices y sentirnos más estúpidos. Además, nos crea ansiedad, lo que provoca más infelicidad, y volvemos a comprar pensando que la encontraremos en el próximo producto, cuando cada vez somos más infelices. Y tenemos menos dinero para comprar lo que queremos, porque cada vez es más cara esa falsa felicidad.
2. Nos venden placer. Nos muestran un montón de formas de sentir placer, cuando lo que nos llevan es a todo lo contrario, un sufrimiento y un desasosiego tremendo. Películas porno donde se practica sexo nada agradable para ninguno de los participantes, y donde el que lo ve, sale bastante traumatizado. 
3. Nos venden estatus. Nos venden posición social, cuando al intentar alcanzarla lo único que conseguimos es endeudarnos con los bancos, y bajar estrepitosamente a un agujero que nos conduce a la miseria y a la pobreza.  
4. Nos venden entretenimiento. Viajes organizados donde al final no sabes ni lo que has visto, ni te ha dado tiempo a disfrutarlo. Donde no conoces a nadie por el camino, ni te enriqueces con cultura alguna, y donde no aprendes nada nuevo. Deportes que no te gustan pero que practicas porque otros lo hacen, y te sientes fuera del tiesto todo el tiempo, generándote una inseguridad y un miedo horrible e indescriptible todo el tiempo. Restaurantes donde miras el plato un buen rato antes de comer, pensando en que cuando te llegue la cuenta lamentarás dar un solo bocado, y echando de menos la comida casera. Y todo esto para llegar a casa, y darte cuenta que no te has divertido nada, pero te has gastado una pasta. Pero alguien, que está peor que tu, más frustrado y solo, te llama para decirte "cuándo organizamos otra".
5. Nos venden amistad. Nos cuentan el cuento eterno que tenemos que relacionarnos mucho y tener muchos amigos. Pero la mayoría de ellos son de usar y tirar, son como somos nosotros para ellos, un estorbo que solo sirve para aprovecharse de él cuando queremos ir algún sitio para presumir de algo, y claro, no vamos a ir solos. Hay que engañar a alguien para que tirar el dinero en algo aburrido y sin sentido, no nos haga sentir como unos auténticos gilipollas delante del resto. Y al final, lo que importa es lo que piense el resto y no lo que uno quiera o no quiera hacer con su vida.
6. Nos venden religión. Nos  muestran religiones de paz, amor y solidaridad. Y en ninguno de los casos hay nada de eso. Enfrentamientos, que en algunos casos terminan en matanzas, guerra y atentados. Amor inexistente pues el adoctrinamiento religioso no da cabida a amar a nadie, ya que el corazón y la mente están bloqueados. Y la solidaridad tampoco es parte de ninguna religión, todas ellas tiene fines lucrativos, y no ayudan a nadie. Así que sus adoctrinados son los mayores consumistas y egoístas que existen. Son de la filosofía," sino tienes es porque te los has buscado y por eso dios te ha castigado".
7. Nos venden amor. La mayor mentira de todas, un amor enlatado para presumir y procrear. Solo para tener una foto sobre el escritorio de una familia y una pareja que abandonas por comprar algo mejor. La frialdad absoluta, el te uso porque la sociedad me ha dicho que tengo que tener familia, pero por encima de todo estoy yo y mi felicidad y no dudaré ni un minuto en destruir y maltratar, porque mi familia solo es una foto bonita y nada más. Por eso los hijos mejor dentro de un internado para no verlos, y la pareja trabajando y viéndola poco, ya que para disfrutar del placer, solo sexual claro, y mecánico, por supuesto, ya me busco una amante. 

Todo esto siempre ha existido, pero antes era un porcentaje muy bajo de la población, a la que la mayoría detestábamos e ignorabamos por su estupidez y psicopatía. Pero esta ola consumista que destruye a las personas y por extensión a toda la sociedad sumiéndola en un caos de pobreza y locura tremendos, en como se suele decir "el pan nuestro de cada día", lo cotidiano, lo que ahora se consideraría normal por seguir el patrón de norma estadística, ya que es la mayoría de la población. Pero sin embargo, no es cuestión de criticarlo o no, sino saber si nosotros queremos seguir formando parte de ese caos autodestructivo o queremos ser nosotros mismos. Si queremos encontrar todo lo que nos venden sin comprar absolutamente nada, sino de la forma que se ha hecho siempre, viviendo acorde con nuestros deseos reales, con nuestros intereses y gustos, con nuestras aficiones y amigos. Es decir, siendo quienes somos de verdad, y no quien nos dicen que debemos ser. Quizá valemos mucho más siendo nosotros que toda la basura que nos quieren vender.