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sábado, 2 de septiembre de 2017

La cultura de la autodestrución

Vivimos en una época donde la autodestrucción gracias al consumo, no solo destruye la personalidad del individuo, también aniquila a este.
El masoquismo es impuesto por la venta del placer, que en realidad nos conduce a todo lo contrario.

1. Nos venden felicidad. Cada vez que compramos un producto totalmente inútil que al poco tiempo se rompe o dejamos olvidado sin usarlo, nos estamos nosotros mismos engañando y convirtiéndonos en frustrados. Sea lo que sea, desde un ropa que pensamos que nos crea una apariencia agradable a los demás y al poco debemos tirar, hasta un aparato tecnológico que se pasa de moda o se queda obsoleto. Nosotros mismos, nos estamos machacando de una forma masoca, ya que sabemos positivamente que no nos aporta nada, y nos quita dinero de nuestros bolsillos, lo que nos hace ser más infelices y sentirnos más estúpidos. Además, nos crea ansiedad, lo que provoca más infelicidad, y volvemos a comprar pensando que la encontraremos en el próximo producto, cuando cada vez somos más infelices. Y tenemos menos dinero para comprar lo que queremos, porque cada vez es más cara esa falsa felicidad.
2. Nos venden placer. Nos muestran un montón de formas de sentir placer, cuando lo que nos llevan es a todo lo contrario, un sufrimiento y un desasosiego tremendo. Películas porno donde se practica sexo nada agradable para ninguno de los participantes, y donde el que lo ve, sale bastante traumatizado. 
3. Nos venden estatus. Nos venden posición social, cuando al intentar alcanzarla lo único que conseguimos es endeudarnos con los bancos, y bajar estrepitosamente a un agujero que nos conduce a la miseria y a la pobreza.  
4. Nos venden entretenimiento. Viajes organizados donde al final no sabes ni lo que has visto, ni te ha dado tiempo a disfrutarlo. Donde no conoces a nadie por el camino, ni te enriqueces con cultura alguna, y donde no aprendes nada nuevo. Deportes que no te gustan pero que practicas porque otros lo hacen, y te sientes fuera del tiesto todo el tiempo, generándote una inseguridad y un miedo horrible e indescriptible todo el tiempo. Restaurantes donde miras el plato un buen rato antes de comer, pensando en que cuando te llegue la cuenta lamentarás dar un solo bocado, y echando de menos la comida casera. Y todo esto para llegar a casa, y darte cuenta que no te has divertido nada, pero te has gastado una pasta. Pero alguien, que está peor que tu, más frustrado y solo, te llama para decirte "cuándo organizamos otra".
5. Nos venden amistad. Nos cuentan el cuento eterno que tenemos que relacionarnos mucho y tener muchos amigos. Pero la mayoría de ellos son de usar y tirar, son como somos nosotros para ellos, un estorbo que solo sirve para aprovecharse de él cuando queremos ir algún sitio para presumir de algo, y claro, no vamos a ir solos. Hay que engañar a alguien para que tirar el dinero en algo aburrido y sin sentido, no nos haga sentir como unos auténticos gilipollas delante del resto. Y al final, lo que importa es lo que piense el resto y no lo que uno quiera o no quiera hacer con su vida.
6. Nos venden religión. Nos  muestran religiones de paz, amor y solidaridad. Y en ninguno de los casos hay nada de eso. Enfrentamientos, que en algunos casos terminan en matanzas, guerra y atentados. Amor inexistente pues el adoctrinamiento religioso no da cabida a amar a nadie, ya que el corazón y la mente están bloqueados. Y la solidaridad tampoco es parte de ninguna religión, todas ellas tiene fines lucrativos, y no ayudan a nadie. Así que sus adoctrinados son los mayores consumistas y egoístas que existen. Son de la filosofía," sino tienes es porque te los has buscado y por eso dios te ha castigado".
7. Nos venden amor. La mayor mentira de todas, un amor enlatado para presumir y procrear. Solo para tener una foto sobre el escritorio de una familia y una pareja que abandonas por comprar algo mejor. La frialdad absoluta, el te uso porque la sociedad me ha dicho que tengo que tener familia, pero por encima de todo estoy yo y mi felicidad y no dudaré ni un minuto en destruir y maltratar, porque mi familia solo es una foto bonita y nada más. Por eso los hijos mejor dentro de un internado para no verlos, y la pareja trabajando y viéndola poco, ya que para disfrutar del placer, solo sexual claro, y mecánico, por supuesto, ya me busco una amante. 

Todo esto siempre ha existido, pero antes era un porcentaje muy bajo de la población, a la que la mayoría detestábamos e ignorabamos por su estupidez y psicopatía. Pero esta ola consumista que destruye a las personas y por extensión a toda la sociedad sumiéndola en un caos de pobreza y locura tremendos, en como se suele decir "el pan nuestro de cada día", lo cotidiano, lo que ahora se consideraría normal por seguir el patrón de norma estadística, ya que es la mayoría de la población. Pero sin embargo, no es cuestión de criticarlo o no, sino saber si nosotros queremos seguir formando parte de ese caos autodestructivo o queremos ser nosotros mismos. Si queremos encontrar todo lo que nos venden sin comprar absolutamente nada, sino de la forma que se ha hecho siempre, viviendo acorde con nuestros deseos reales, con nuestros intereses y gustos, con nuestras aficiones y amigos. Es decir, siendo quienes somos de verdad, y no quien nos dicen que debemos ser. Quizá valemos mucho más siendo nosotros que toda la basura que nos quieren vender. 


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