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martes, 9 de octubre de 2018

Los falsos inocentes

El Tribunal Supremo a vuelto a decidir sin pensar en las consecuencias de defender a una oligarquía indefendible. Ha aceptado como válido y legitimo que funcionarios y políticos estén libres de ética, de moral, y por encima de toda ley o justicia. Exculpando a profesores funcionarios que trabajan dentro de un estamento público tan importante como una universidad, de tomar la decisión de regalar o vender títulos a quien ellos consideren oportuno. Esto es tan grave como considerar que un carnicero, se dedique a hacer edificios, o que un arquitecto se dedique a operar enfermos. Pero sin embargo, eso de poco importa cuando lo que queda en vergüenza es todo el país. Ya no importa que haya grandes profesionales respetables, porque idéntico título en España es el que se da a un inútil que el que se da a un persona válida. Que podemos esperar si con solo saber la larga y extensa lista de políticos y funcionarios que no sirven absolutamente para nada, y más perjudican que otra cosa, están viviendo a costa del resto. Algunos dicen tímidamente que en España hay un político para cada 100 habitantes, y hay un funcionario para cada 4. Lo que no dicen es que tanto políticos como funcionarios son un lastre que hunde el sistema económico y social de forma irreparable y el Tribunal Supremo se mofa de una juez que también es funcionaria, pero representa esos pocos que demuestran valía y coraje para intentar cambiar las cosa, este sistema corrupto y corrompido hasta los cimientos. No escuchan a nadie, se consideran por encima de todos, con derecho a todo. Como si España fuera una feria donde pasar el rato, y nada más. ¿Y qué se puede hacer?. Por ahora, cada vez más personas declaran la verdad, este país no funciona porque a los que pagamos para que hagan que funcione lo destruyen cada día un poco más. Solo podemos seguir insistiendo y luchando, diciéndoles por activa y por pasiva que ¡ya está bien!, les queremos fuera. No queremos más sinvergüenzas que arruinen nuestra vidas y decidan por nosotros siempre el camino peor. Es una declaración de intenciones por un cambio real, que destruya toda la oligarquía de farsantes y estafadores, y que haga que todo se reconstruya de una forma digna y responsable, con personas que realmente tenga la función que se les demanda, y no la de ganar dinero no solo haciendo NADA a costa del resto, e impidiendo todo progreso humano. Es una lucha diaria y constante, hasta que por fin, no tengan más remedio que irse, y antes de irse pagar con creces todos los perjuicios que han realizado durante décadas. Parece que no hacemos nada protestando, manifestando la verdad, pero ofende, y dentro de su sensación de semidioses intocables, que un gran número de personas les digan lo que son les duele, y al final, conseguiremos el objetivo.

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