Durante las últimas semanas, la prensa no para de hablar de un chaval de 20 años, que con la fachada de pijo de buena familia, se ha hecho pasar, desde hijo bastardo del Rey Don Juan Carlos, hasta agente del servicio de inteligencia español.
Lo normal, es que si alguien dice cosas como esta, termine en un psiquiátrico por sufrir delirios de grandeza. Pero aquí en España, el muchacho se hizo con una inmensa fortuna. Esto no da merito a Nicolas, si no que realmente cualquiera podría haber hecho lo mismo que él, solo necesitaba estar un poco mal de la cabeza, y tener más cara que espalda.
Nicolas, no es más que el reflejo de la mafia corrupta de España. El trafico de influencias, el amiguismo, los contactos, etc. Han sido el mar, donde navegaba Nicolas cómodamente. Si la sociedad española no fuese corrupta, si no se conociera que todo en este país se mueve por ser familia, o amigo de, el pequeño Nicolas, no habría salido de su mundo imaginario de adolescente con delirios de grandeza.
Ahí lo tienen, con vestirse como un auténtico gilipollas, tener cara de tonto, ir a todos las fiestas del partido popular, y decir que uno es familia de alguien, te forras en España. No necesitas estudios, no necesitas ser en absoluto inteligente, solo ser un buen pícaro y estafar a la gente.
Pero no se crea el lector que Nicolas, tiene la patente de estafa, o que ha sido el primero en inventarse el modo y forma. Hay grandes clásicos de la literatura española, y grandes películas estadounidenses, que nos dicen como ser un auténtico sinvergüenza y vivir de ello.
Aunque yo recomiendo el Lazarillo de Tormes, cualquiera puede comprobar que la picaresca es más típica de la piel de toro, que el propio embutido de cerdo.
El lazarillo de Tormes
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