Como en otras ocasiones, para que no se equivoque el lector con las intenciones de mi exposición, diré que me considero ludópata, es decir, que soy adicta al juego, pero el juego sin apuestas. Entiendo que haya gente que necesite apostar algo para darle vidilla, pero a mi no me hace falta, porque yo soy tan feliz jugando que no necesito más condimentos.
A pesar de que me he pasado 7 años de mi vida haciendo juegos para el taller de teatro, donde casi siempre participaba porque es la forma de animar a la gente a que haga cosas que de otra forma no haría, considero que todo tiene un lugar y un momento en la vida.
Siempre me acordaré de aquellas incontables ocasiones en las que yo, sola o acompañada de otros, en mi mas tierna infancia, estaba jugando alegremente y venía el típico abusón que me sacaba 10 años, o incluso más y me fastidiaba el juego, o bien haciendo cosas con mis juguetes que yo no haría o directamente quitándome los para jugar él y sus amigos. Esto es imperdonable, si no lo has vivido no sabes lo que fastidia. Y en defensa de todos aquellos que están en la edad de jugar a cosas que son propias de sus años, me parece de cortitos, por no decir algo que suene peor, el ver a personas con edad ya bastante adulta buscando pokemon por la calle. Y como ya he dicho, lo malo no es jugar, lo malo es fastidiar el juego a otros.
Ayer era ridículo ver a unos treinteañeros correr detrás de un pokemon como si la vida les fuera en ello, y detrás un chico de 15 años que no conocían, iba emocionado y sonriendo porque para él no es un reto, sino un juego. Es decir, que el que tiene la edad de jugar es el que sabe realmente las reglas del mismo, y cuando nos metemos los adultos la cagamos siempre. Por eso los niños deben jugar a veces con adultos pero casi siempre solos, porque es un mundo en el que nosotros ya ni podemos ni debemos entrar. Siempre que un adulto se mete en el mundo de los niños fastidia las reglas y la magia del juego, porque quiere introducir reglas de adulto en un mundo de niños, y los adultos no entienden las reglas de los niños, y no tienen porque hacerlo, solo respetar su mundo.
Entiendo que todos echamos de menos nuestra infancia, y esos momentos maravillosos de risas y de alegría, pero personalmente yo me río y encuentro momentos felices y maravillosos sin molestar a las niñas de 10 años quitando le las muñecas y diciéndolas lo que tienen que hacer con ellas.
Yo recuerdo como los adultos cuando era niña, decían eso de "deja a la niña que está jugando", como una señal de respeto a un momento que era mío y donde los demás ni ponen ni quitan, y deben respetar. Pues para mí no es más que eso, una señal de respeto a los niños y a nosotros mismos.
Al igual que no le debemos pedir a los niños que hagan juegos de adultos, que los hay y muchos. No debemos quitar los juegos a los niños. Es que es tan de perogrullo, que todavía no salgo de mi asombro ver lo contrario en directo y que a nadie le parezca raro.
Los adultos además de divertirnos, jugar y demás historias, tenemos la obligación de hacer lo que los niños no pueden hacer, que es asegurar su futuro. Y sobre todas las cosas, esa es nuestra prioridad, y no podemos dejarnos cegar una vez más por modas estúpidas que al final te quedas mirándote a ti mismo con el móvil en la mano, pensado "cualquiera que me vea pensará que soy un gilipollas".
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