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lunes, 25 de julio de 2016

Frustrados y asesinos

Si desde la más tierna infancia, de una forma constante y abusiva. Te dicen que debes hacer y que debes conseguir en la vida para ser feliz. Te indican los pasos y las formas, que tu en la medida de tus posibilidades intentas seguir, y sin embargo fracasas una y otra vez en conseguir eso que te dijeron que era la felicidad. Lo mas seguro, es que nazca en ti un pequeño Hitlercito capaz de cualquier cosa con tal de destruir al enemigo, que es todo aquel que ha conseguido esos objetivos antes, y mejor que tu, o las personas que se interponen en esos objetivos según tu delirante cabeza. Esa envidia que te corroe te va matando, te va consumiendo y empiezas a caer en lo más bajo sin darte cuenta. Te conviertes en marioneta de mafias, sectas y grupos extremistas que odien tanto como tu odias, y te dicen que tienen las mismas razones que tienes tu para hacerlo. Te comen la cabeza, te la vacían y te convierten en un zombie.

Pero sin embargo, si cuando ves de cerca el acantilado, donde se caen los que ya no pueden más, lo que se niegan a ver que alcanzar la felicidad es imposible para unos y fácil para otros, te das cuenta de que todo es mentira. De que vives en una matrix, en la que te han ido ubicando poco a poco, y sin darte cuenta has caído en la trampa de la falsa felicidad inexistente.

La felicidad existe, no cuesta nada, es gratuita, la consigues sin apenas esfuerzo y es lo más hermoso que puedas sentir. Por eso, la destruyen, la mercantilizan y la deforman para sacarte el dinero y si pueden la vida. Todo porque las personas felices no son manipulables, no aceptan cosas aberrantes, son las que cuestionan y se ponen en contra de la falta de moral y de ética, y son las personas felices las que evitan el desastre, por eso no podemos de ninguna forma serlo.

Si alguien se pregunta cómo si es tan fácil ser feliz, porqué casi nadie lo es. Pues eso es lo que yo me pregunto.

Para ser felices lo primero que debemos hacer es querernos y dejar que nos quieran. Esto parece fácil, pero no lo es, porque nos han dicho que no podemos querernos a nosotros mismos, porque no somos lo suficientemente buenos en algo. No somos nunca lo seremos, esa es la cuestión. No seremos los más listos, ni los más guapos, ni los más ricos, etc. Y si no te quieres, no puedes querer.

Lo segundo que debemos hacer es ser generosos con la vida, dar y recibir, pero de forma altruista, lo que se da o lo que se recibe no es material sino emocional. Por eso en vez de reír y gozar con las cosas sencillas y al alcance de cualquiera, algunos se empeñan en conseguir que estemos siempre cabreados y pensando en lo que no tenemos y que el vecino si tiene. Y lo peor de todo, es que si nos parasemos solo un minuto a pensar si queremos eso ve verdad, nos daríamos cuenta de que para nada, más bien se lo regalabamos envuelto con papel de regalo y adornado con lacitos.

Por último, hay que ser valientes y aceptar nuestra libertad y la de los demás. Esto que es ya complicado de por si, porque implica no censurar el comportamiento ajeno, sin meditar antes el porqué de ese comportamiento. E implica también, el aceptar de nosotros mismos lo que debemos y podemos hacer y no hacemos, al mismo tiempo, que aceptamos lo que no debemos ni podemos hacer y estamos haciendo. No podemos censurar ni a otros ni a nosotros mismos, es como clavarse una hacha conscientemente en una pierna, no tiene sentido.

Todo esto da mucho de si, y no es plan de que me ponga a escribir un libro. No es mi intención. Puede que con lo que haya leído, se le despierten nuevas ideas y conceptos de usted mismo y de lo que le rodea. Puede que vea el mundo de una forma diferente, o incluso a usted mismo. Lo más importante es que consiga con su esfuerzo ser feliz, y hacer feliz a los demás porque como dice el título, si generamos frustración o nos mutilamos con ella, terminaremos cayendo en un pozo del que jamás podremos salir, y en el que todo es justificable para nosotros, hasta acabar con la vida de otro ser humano.

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