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martes, 30 de diciembre de 2014

Tanto tienes y cuánto vales

Hay una cosa que realmente me pone los pelos de punta. Y son las presentaciones. Esas que hacen los periodistas para introducir a una persona que va a ser entrevistada.

Por ejemplo:

Entrevista 1: El catedrático, conocedor de antemano de todas las preguntas y respuestas de la entrevista, como no.

Periodista: M. P. Catedrático de la universidad de la locura, desde hace seis siglos, es conocido por sus estudios en áreas que a nadie le importan, ha sido galardonado con premios que nadie conoce  y que se los han otorgado a dedo....

Ya me entendéis ¿no?. Un peloteo absurdo de títulos y honores solo comparable con la lista interminable que tenía que decir el paje cuando entraba alguien de la corte.

Don Álvaro de picatostes, real señor de las bella corte, de la izquierda entrando por la derecha, duque de la villa fea, y vizconde de la que nadie encuentra. Segundo marques de las flores muertas, y de las casas ruinosas, etc, etc, etc.

Entrevista 2: Ama de casa, entrevistada sin previo aviso. Con los rulos, la bata y la mascarilla para los puntos negros.

Periodista: Hola, Doña Paca, veníamos a hacerle unas preguntas. (Mira a cámara) Doña Paca es vecina del barrio de toda la vida, y seguro que nos puede comentar algo sobre los sucedido en el incendio de ayer.

A ver, una lección de educación a estos "periodistas" y de muchas otras cosas. El señor catedrático puede ser un inútil y un vago que todo le ha venido caído del cielo, desde que nació, y la vecina de los rulos, puede ser una mujer muy trabajadora que nunca ha dudado en ayudar a quien se lo pida, y no ha dejado de trabajar toda la vida. ¿Cómo es posible que el periodista le de más importancia a un completo inútil, que a una señora honrada y decente?. Evidente, pertenecemos a una sociedad estúpida y clasista.

Yo si tuviera que entrevistar al catedrático, solo presentaría sus estudios relacionados con la entrevista, y lo demás me importaría bien poco, y lo escondería bien para no aburrir al espectador, lector o lo que sea, que culpa no tiene de que yo sea pelota o no.
Y a señora Paca, la llamaba por el telefonillo, o a la puerta, que más da, y la decía: Señora Paca, querría hacernos el favor de concedernos una entrevista, a pesar de que la quitamos tiempo de sus quehaceres diarios. No se preocupe, le damos tiempo a que se vista y se arregle un poco para que no la critiquen las vecinas durante el resto de su vida, y la llamen desastre y ridícula hasta que se tenga que mudar por vergüenza.
Y por supuesto, si el catedrático esta sentado tomando un vasito de lo que sea, no entiendo porque la señora Paca, tiene que estar de pie sujetando la puerta de su casa.

Además, es de todos sabido, que en los amplios curriculums todos se abstienen de poner cosas como: pedófilo, putero, maltratador, acosador, ladrón... No es de extrañar que esté el país como está.

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