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jueves, 11 de diciembre de 2014

Política acívica

Los políticos actuales carecen de civismo, condición sin la cual deberían buscarse otra profesión más acorde con sus actitudes.

Los ciudadanos, hemos ido pasando por alto, ciertos comportamientos, carentes de ética, moral o civismo, de nuestros representantes. Nos han obligado a tener una confianza ciega, en entidades y personajes que en teoría deberían de ser ejemplo para todo el país, ya que el país les contrata para que lo sean. Sin embargo, ese gran sueldo que cobran para impedir que sean corrompidos, y que su su comportamiento sea ejemplar, se nos a tirado en la cara de la forma más burda e irrespetuosa que pueda existir. Se han reído y se ríen de nosotros. Ven como la ciudadanía sufre, pasa hambre, es esclavizada, se les coacciona, se les anulan todos los derechos, se les dice que son privilegiados cuando están siendo vapuleados, extorsionados, maltratados, etc.

Estamos pagando a una clase dirigente, que en vez de defendernos nos destruye, pero con un veneno tan lento, que algunos no son capaces de darse cuenta. Muchos incluso sufren el síndrome de Estocolmo, y creen que los que les han metido en esto les van a sacar, están tan ciegos, que no se dan cuenta, que mientras la mayoría tenemos problemas para tener una vida más o menos digna, esto energúmenos tienen suficiente poder y dinero como para comprarse ciudades, he incluso algunos, hasta países enteros.

Hay algunas personas, tan inocentes que son capaces de defender que los políticos puedan trabajar en empresas privadas, o que ocupen otros cargos públicos después de haber sido, ministros presidentes... Eso es una contradicción a la propia ética política. Los políticos durante su mandato, adquieren información privilegiada, contactos muy delicados que pueden beneficiar o perjudicar a empresas y sobre todo, sus sueldos tan altos durante el ejercicio de su cargo político, no le convierten en un pobretón cuando lo dejan. De hecho tienen, trabajen o no, un sueldo mensual de por vida, con el que pueden vivir a cuerpo de rey varias familias enteras. No deben, y debería ser ilegal, que trabajasen en empresas después de haber ocupado un cargo político. El que lo hagan, perjudica a las demás empresas, a sus trabajadores, y avergüenza a sus ciudadanos. Va en contra de toda ética empresarial, y de la igualdad dentro de los mercados.

Al igual que exigimos una ética profesional en los médicos, en los jueces y abogados, debemos exigir un ética en los políticos. Y que no cualquiera, amigo o familiar, por muy simpático y titulado que sea, tome un cargo político para aprovecharte de la ingenuidad y la buena fe de los ciudadanos. Y cuando los ciudadanos protestamos, nos manifestamos o nos revolucionamos para defender nuestros derechos violados. No se permita que estos sinvergüenzas además, nos den de palos y nos metan en la cárcel o algo peor, para seguir con su mismo sistema de corrupción y oligarquía soberanista.

Las víctimas somos nosotros, los ciudadanos,  que no nos digan nuestros verdugos que nos hemos suicidado. Nuestro único error a sido creer de buena fe, en ellos.

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