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sábado, 20 de diciembre de 2014

El lento suicidio

Es sorprendente como en una sociedad del todo y la nada. Haya tantos miles de millones de personas de personas que viven en sociedades ultramodernas, con comodidades de todo tipo, con alta tecnología, y sobre todo, con tantos suicidas.

El suicidio, no siempre es una forma rápida de acabar con lo que tienes de más valor, que es tu propia vida. Existe un suicidio lento y doloroso, al que estamos tan acostumbrados, que ni reparamos en él.

Los más obvios son los de la muerte lenta y agónica por drogas. El alcohol, el tabaco, la cocaína... Todo veneno dependiendo de la dosis y del tiempo en que estemos tomándolo, es más o menos efectivo. Cuando tienes 20 años y empiezas a a fumar, no puedes imaginarte la sensación de no poder respirar, y de estar ingresado en el hospital esperando que te extirpen un tumor.

Hay muertes psicológicas. Algunos dirán, claro, las sectas destructivas, las mafias y cosas por el estilo. Pero la manera más común son las relaciones, del tipo que sean, que son destructivas. Van minando poco a poco la moral, sin ser muchas veces conscientes, algunos incluso creer que ayudan, tanto del lado de la víctima, como del verdugo. Aunque suelen representar ambos los dos papeles al mimo tiempo.

Pero la peor de todas las formas de morir, sin darte cuenta, es cuando el trabajo, te guste o no te guste, no te deje pensar. No te deje ser libre, y te vuelvas un borrego descerebrado, o lo que de forma simpática se conoce como Zombie. Estas vivo, te sientes útil, todo en apariencia va bien, pero sientes que algo de ti va muriendo poco a poco, y sin remedio. Y de repente, llegas a los 40 y te das cuenta de que has perdido toda tu vida, haciendo el gilipollas. Que ya no tiene remedio, porque ya no sabes hacer nada más que lo que haces normalmente. Y que todo lo que era tu personalidad y tu identidad llena de color y de vida, ahora es de un gris apagado, donde no eres capaz de distinguir otro color. Todo es mecánico, nada te ilusiona, y te gastas cada vez más dinero en ser feliz, porque eres consciente de que el tren de la felicidad se paso de largo, y no vas a poder alcanzarlo jamás.

Te has suicidado a cambio de un sueldo ridículo, de un tiempo perdido, de una familia que ni te reconoce, y de un miedo a quedarte en la calle que no te deja dormir.

No se asuste el lector, nos educan para esto. Pero siempre hay posibilidades de vivir, ser feliz, y hacer felices al resto. Solo hay que ser valiente, saber de decir "¡¡¡hasta aquí!!!", y buscar nuestro propio camino, siempre será mejor, que morir poco a poco de pena.

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