Muchos ya advierten de una inminente crisis mundial que hará subir los precios en el mercado de los recursos primarios para la supervivencia de todos. Subiendo los precios de la alimentación y el agua, y creando una nueva situación de alarma que haga que los pobres sean aun más pobres y que se den revueltas sociales. Recomendando que apostemos por invertir el poco dinero que tenemos en materias primas industriales, como el petroleo o el oro.
En realidad, muchas de estas materias primas industriales solo suben su valor por una razón, su uso indiscriminado y el que muchas personas almacenen o adquieran oro, puede tener justo el efecto contrario, una caída empicado de su valor. Además, el petroleo puede bajar su precio, cuando la inversión se hace energía eléctrica, que por eso ahora nos imponen los coches eléctricos como mecanismo para evitar la contaminación.
Bajo mi punto de vista, hay que dejar de mirar el mercado como los intereses de los gobernantes desean que lo miremos, porque he ahí una de las causas por las que no somos independientes de los vaivenes del poder y seguimos moviéndonos en una balsa a merced de las corrientes que ellos dirigen. En lugar de ser nosotros los marcadores económicos, los que como consumidores en masa, debemos decidir que es lo que tiene valor y lo que no.
Otra de las amenazas que en mi opinión no son para tanto, es la imposición de nuevas tecnologías, con los gastos industriales que esto supone, de forma masiva. Somos nosotros los que decidimos si compradnos un teléfono móvil nuevo, teniendo uno totalmente funcional ya en nuestro poder. Es decir, que una vez más tenemos la posibilidad de no aceptar ciertas manipulaciones económicas y evitar nuevos desastres. Y solo tenemos que hacer dos cosas, cambiar nuestra forma de consumir y negarnos a aceptar nuevas normas y leyes que nos perjudican.
La nueva crisis ya empezó, se lleva orquestando desde verano del 2018, y es debida a una forma evidente de cambiar el poder y los ases en la bajara de cartas. No hay que asustarse de los cambios, porque estos cambios ya hace décadas comenzaron a producirse, hay que adaptarse a ellos y sacar el mejor partido. Por supuesto, a los actuales gobiernos oligárquicos, no les interesa ningún cambio, por eso quizá debe interesarnos mucho a nosotros que estos se produzcan en nuestro beneficio, y asegurarnos de que la oligarquía pierda todo su poder, dejando paso a una nueva visión y organización de la sociedad, de una forma más equilibrada donde realmente el trabajo sea una forma sana de vivir y salir adelante. Y no como actualmente que los trabajadores son los que pasan las penalidades para mantener viviendo a su costa a una oligarquía de inútiles psicopáticos.
Una vez más depende directamente de nosotros, evitar el kaos total, evitar que la crisis se lleve por delante la vida de miles de personas, y lo debemos hacer entre todos. No podemos mirar hacia otro lado y salvar nuestro culo, si es que pensamos que podemos hacerlo. Hay que trabajar en conjunto, porque al fin y al cabo, nuestros enemigos, trabajan como una sola entidad, y por eso son aparentemente inamovibles del poder.
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