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miércoles, 19 de diciembre de 2018

Maltrato al cliente

No es nada nuevo, pero es algo tan progresivo como quemarse tomando el sol, que no te das cuenta de que estas totalmente quemado hasta que te duele todo el cuerpo cuanto te roza la piel con algo.
Los bancos a parte de robar descaradamente a sus clientes, también le cobran los gastos de gestión interna al cliente, lo que lejos de parecernos un escándalo nos parece normal, al igual que el autoservicio en cajero automático o en cuenta online.
Pero no solo los bancos maltratan a sus clientes y estos sabedores o no de ser maltratados, no dejan de solicitar y pagar pos sus pésimos servicios. También ha pasado de forma progresiva a las grandes superficies con el autocompro, autopago y autoembolso. Que ya ni la bolsa te da, cosa que era un simple detalle que con la mentira ecológica se ahorran, pero los precios de los productos no solo no son más baratos, sino que son mucho más caros, y siguen sin procesar los desechos que producen convenientemente. Así que apelan a tu conciencia ecológica para ahorrase dinero, mientras ellos carecen de ella para también ahorrarse dinero, curioso.
Está el maltrato publicitario, venga a acosar a la gente en su intimidad, mediante correo electrónico, llamadas de teléfono, mensajitos de texto, publicidad sexual cuando menos te lo esperan en una página. O intentar leer una noticia y aparecer en publicidad de apuestas, de todo hay.
Antiguamente al cliente se le trataba con educación, ahora ya o no se le trata o se le trata a patadas y se le roba con una sonrisa así que no es de extrañar que muchos clientes lo que hacen a la hora de comprar es insultar al cajero o cajera que no tiene nada que ver con el tema.
Pero viva el consumismo, y estas navidades mucha gente ya ha dejado su dinero o lo hará, por obligación moral y social en los comercios de los maltratadores número uno. Que son aquellos que con sus grandes edificios con luces navideñas te dan la oportunidad ahora da gastar todo el dinero que puedas para en un futuro, tenerte en la puerta de su establecimiento pidiendo limosna.
Luego está el maltrato por desconocimiento, donde te colocan sustancias tóxicas y muchas cancerígenas en cualquier cosa. O el maltrato moral, que es cuando estas comprando a precio de oro algo que no ha valido a penas nada y que las ganancias son de un 4000%, gracias a la esclavitud de sus trabajadores en países lejanos, muy lejanos como para importarnos demasiado.
Cuando compre algo, estimado lector, pregúntese en qué le están maltratando.

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