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miércoles, 10 de septiembre de 2014

Exámenes

Me encanta hacer exámenes, sobre todo, porque no sirven absolutamente pasa nada.

Hace mucho años, le pregunte a una profesora ¿por qué hace exámenes?. Y ella, con una expresión muy compungida, me contesto; y si no os hago exámenes, ¿cómo os evaluó?.

Voy a decir algo, los exámenes no son algo que sea tan antiguo como las cuevas, ni tan útil como la rueda. Son un invento muy reciente, y que permitía no evaluar, si no discriminar al personal "apto" del "no apto". ¿Pero qué era ser apto cuando se invento el examen?.

Los exámenes, que algunos llaman pruebas de actitud, no son pruebas que demuestren ni conocimientos ni aptitudes. Pues son circunstanciales, ya que dependen de variables demasiado aleatorias. Estas variables, no controlables ni siquiera por el mismo que escribió el examen, solo demuestran la inutilidad de los mismos. Sabiendo cierta la afirmación, de que para una pregunta, nunca hay una sola respuesta. Y que los seres humanos cambiamos de opinión sobre lo bueno, lo malo y lo regular, dependiendo de las circunstancias del momento, lo exámenes solo sirven para torturar, maltratar y sobre todo para clasificar a los examinados.

Hay buenos, malos y regulares, en función de la nota de una evaluación. Como los hay rubios, morenos, pelirojos, castaños...vaya, creo que en la naturaleza nada es así ¿no?. Si en la naturaleza, nada sigue una evaluación numérica, ¿cómo podemos clasificar numéricamente nuestras capacidades?

Es un poco como los test de inteligencia. No hay nada más absurdo que un test de inteligencia, sobre todo porque el que ha hecho el test, era un imbécil que trataba de demostrar que era más listo que nadie. ¿O es que nadie a jugado al trivial con el sospechoso jugador que se sabía las respuestas de memoria?.

Siempre se ha puesto como referencia educativa a la antigua Atenas. Aquella ciudad llena de grandes pensadores, que paseaban por el campo para dar sus clases y dejar que sus alumnos se preguntasen cosas al mismo tiempo que aprendían y disfrutaban de la belleza de la vida.

Hoy nos meten en un aula, no nos da ni la luz del sol, ni tan siquiera un soplo de aire fresco, y encima nos premian con un examen. Y si haces preguntas, algunos profesores te tratan como si fueras el tonto o tonta de la clase, que nunca se entera de nada.

Cuándo nos daremos cuenta que no nos educan para el conocimiento, si no para el aborregamiento. Cuándo nos daremos cuenta de que nos adoctrinan y seleccionan de forma antinatural y para sospechosos fines gubernamentales. Cuándo dejaremos de seguir la corriente, que para a nuestra civilización y nuestro progreso, y comenzaremos por ser libre pensadores. Cuándo nos daremos cuenta, de que no hemos progresado sin no involucionado con este tipo de sistema generador de élites, competitividades absurdas, comportamientos antisociales, y enfermedades mentales.

Yo le doy un consejo al lector. Que nadie le diga si es apto o no para algo, que no permita que nadie le evalúe. Con la única persona con la que hay que competir en la vida, es con uno mismo. Cada día ser mejor en todo, para el disfrute y el gozo personal, Sin herir ni perjudicar a nada, ni a nadie.




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