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martes, 11 de septiembre de 2018

Falsa prosperidad y el gran teatro de la mentira

Pues aunque parece increíble, también era de predecir. Lo que antes funcionó ¿por qué no iba a funcionar de nuevo?. Vuelve el teatro de la mentira a los medios de comunicación, a las calles y a la publicidad. Vuelve la venta de una falsa riqueza y de un falso estado del bienestar. Hace unos años nos mintieron envolviéndonos en una farsa que nos vendía hipotecas por nuestro bien, y acabó con la ruina y la vida de la mayoría. Ahora se pasean coches de lujo, cuando el trabajo y el dinero en metálico es un bien no solo escaso sino casi imposible de encontrar. El que el esfuerzo de muchos empiece a dar sus frutos, logrando levantar la cabeza de muchas familias, gracias a su propia iniciativa de cambiar el mercado global de la élite, por el mercado tradicional de la compra y venta de productos dentro de vecinos y familiares, no hace sino demostrar que el cambio solo es posible si ignoramos las mentiras crueles e interesadas, que son propaganda que solo la corrupción defiende. Que más da si arruinamos unos millones de familias más, opinaran los psicópatas que controlan el gran capital. Solo vamos a volver a engañar a los inocentes, que siguen dejando su dinero en la multinacionales, embargando sus sueldos de por vida, y trabajando como esclavos cada vez con menos derechos y peor pagados. Pero el teatro continúa, una sátira que apesta. Donde cambian los actores pero los personajes son los mismos. Algunos aun creen que si los que te gobiernan aparentan riqueza y bienestar, es porque el país es rico y poderoso. Al contrario, los países, su población, esta en un declive hacia la ruina total, y en vez de buscar soluciones a la catástrofe, aquellos que les dimos el poder para gestionar y solucionar los problemas del ciudadano, se entretienen amasando todo el dinero que pueden y colocando en puestos del estado a amigos y familiares, para asegurarse de que el hambre no llegue a su puerta.
Nos reclaman la fe absoluta, la idolatría de falsos dioses, nos cuentan que el mundo no es como en realidad es, que en vez de tomar un caldo que ya no tiene sustancia ni sabor a nada, estamos tomando un fabuloso bistec. Pero en realidad, no es más que lo mismo que ha pasado siempre, que criticamos como si fuera algo del pasado. Eso de que el cura se ponía gordo comiendo todos los días carne, mientras que los pobres como mucho se rascaban los dientes con un poco de pan duro, pero eso sí, el misericordioso era él, y había que asegurarse que tuviera la barriga llena, como si saciar su hambre consolara las carencias del resto.
Hace mucho tiempo que no se ve una persona honrada y trabajadora que haya prosperado, los que "prosperan", porque en realidad solo venden humo, y detrás de él solo hay deudas, son aquellos que se dedican a robar o maltratar al resto. Aquellos esclavos adictos a engañar a otros, a estafar a traicionar al prójimo siendo tan miserables o más que su vecino. Porque aunque ocupes el cargo más poderosos de los que se conocen a la vista del gran público, sigues siendo un esclavo obediente, solo que cuanto mayor es tu cargo y tu sueldo, tu crueldad y tu odio al resto es mayor. Los que realmente tiene el poder, lo que controlan cuando hay crisis, abundancias y guerras, no los conoce nadie, y nadie los va a conocer. Pues ya tiene cuidado extremo de que así sea, nosotros, los mortales, el pueblo llano, solo puede ver el espectáculo circense y lamentable, y si es posible, ignorarlo completamente. Porque la autentica salida para la mayoría, es ir en contra de esa minoría, alejarnos de los tres falsos poderes e implicarnos lo menos posible con ellos, coger la manzana, pagarla al justo precio y salir corriendo. No esta la santidad dentro de los bancos, la empresas multinacionales o los gobiernos, más bien todo lo contrario. Si quieres buscar la felicidad tu bienestar, mira más cerca tuyo y seguro que lo encontrarás.

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