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martes, 4 de julio de 2017

Un pequeño cambio

Muchas veces pensamos que los cambios que esperamos suceden como en la películas apocalípticas. Esperamos señales del cielo, lunas que se vuelven rojas, pájaros que se caen de golpe o que se chocan contra los coches. Pero no es así, nunca ha sido así, es más, el cambio de clima es lo más sorprendente que existe porque cambiamos de 20 a 40 grados en horas, y parece que a ningún medio le importa este fenómeno sobrenatural. Pero lo demás cambios suceden de forma progresiva. Pueden ir a peor o a mejor, pero siempre de una forma que ni nos demos mucha cuenta que estos están sucediendo. Ahora mismo hemos llegado al final de lo peor y comentamos a remontar hacia algo muy positivo, algunos ya lo hemos notado, y sabemos que comenzó hace aproximadamente un mes o dos. Otros tendrán que esperar a que el cambio sea más evidente. Y otros no se enteraran hasta que no les empiece a cambiar su vida de forma radical.
Para comenzar a cambiar algo, hay que empezar con pequeños gestos, hoy he visto uno. Uno de esos pequeños gestos que las personas hacen sin ponerse de acuerdo. De golpe. sin que sepa la explicación, las personas se amontonaban en el cajero automático para sacar su dinero y pagar en metálico en sus compras. Hasta una mujer refunfuñaba porque el cajero no le había dado el recibo del extracto. Puede parecer una escena normal, pero es una escena que no veía desde hace muchos muchos años. Durante años las personas pagaban solo con tarjeta de crédito y no se molestaban en tener ni un solo céntimo en efectivo en sus bolsillos. Además nadie miraba sus cuentas, ni reclamaba abusos a los bancos, se fiaban de ellos, y nunca se hubiesen enfadado por no tener un "miserable recibo". Pero las cosas cambian, y en la calle que es donde realmente nos enteramos de lo que sucede, se notan esos cambios.
El que una persona no se fíe de una empresa que utiliza tu dinero para invertir en bolsa y duplicarlo, y luego te pasa una factura por los "servicios", es algo normal. Lo anormal es confiar en una empresa así, y lo anormal es que existan tantas empresas así. Es decir, que si las cosas funcionaran como deberían, los bancos lo que harían sería pagar a sus clientes con parte de los beneficios que los bancos obtienen en sus inversiones en bolsa. Me acuerdo que un banco hacía eso, como se puede imaginar el lector, el dueño de ese banco casi acaba en la cárcel, pero eso es por ser honrado y español. El chiste dice así "si en España robas un céntimo vas a la cárcel, si robas millones terminas en un ministerio".
Con esta reflexión inquietante, dejo al lector. Quizá nos estemos despertando de esta mala siesta que nos ha dejado a todos transpuestos y en la ruina, una siesta que ha durado demasiados años.

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