La situación es la siguiente, un festival en la capital de un país llamado España. Gente esperando disfrutar de conciertos, y un acróbata ameniza la noche entre una multitud que dicen era de 50.000 "personas". No se explica cómo, aunque cualquiera puede imaginar las razones, pero el caso es que el acróbata cae delante de todo el mundo desde una altura de 26 metros. Llegan los servicios de urgencias y por su puesto como era de esperar el trabajador muere allí mismo.
Cosas curiosas que hay que señalar. Había una pantalla gigante para poder ver mejor las acrobacias, es decir, que la mayoría de los espectadores pudieron ver como este muchacho se mataba. Muchos de los asistentes vieron como el muchacho moría allí, pero no se fueron a sus casas sino que se quedaron a ver más conciertos. La organización del festival no canceló el festival, este siguió adelante como estaba programado. Los artistas no se negaron a actuar y no ofrecieron una alternativa a su público tras lo sucedido, sino que continuaron como si no pasara nada. Se celebro un ridículo homenaje a la víctima y se le nombro como una especie de caído en batalla en algún concierto, pero la fiesta, las drogas, el sexo y el alcohol son prioritarios a una vida humana para la mayoría de los asistentes y muchos de los trabajadores del MAD COOL de Madrid 2017.
Algunos alegan para justificar una acto de brutalidad y de falta de humanidad tan grande, diciendo que con la música se les pasaba el susto de ver morir a una persona en directo. Otros, más sinceros, dicen que habían pagado su entrada y que debían amortizarla, por tanto, no estaban dispuestos a abandonar el recinto, y que estaban en su derecho a permanecer allí.
Voy a recordar algunas cosas al lector, que parece que muchos quieren que olvidemos. Recuerdo que cuando era una niña, y mis familiares me llevaban a una fiesta donde había mucha pero mucha gente. El que un niño, con lo pequeño que es, y difícil de ver en la multitud además, se cayera o se pusiera enfermo. Hacía que todo se parase hasta que el niño no se pusiera a salvo, y las personas presentes no se iban a tomar una cerveza para que se pasase el susto, se aseguraban ayudando en lo que podían para que el niño estuviese bien. Si esto ocurría al lado de la caseta de un feriante, pongamos por ejemplo, una persona que está haciendo negocio. El feriante abandonaba su trabajo y hacía todo lo que fuera necesario para ayudar. Y no se lo pensaba ni un segundo, porque aunque se exponía a que le robaran, antes estaba salvar una vida humana que todo lo demás.
Si hace unos años, lo que ha pasado en MAD COOL se hubiese producido. La situación hubiese sido muy distinta. Los asistentes hubiesen parado el espectáculo, hubiesen impedido que siguieran los conciertos, y la mayoría se hubiese ido porque su estado anímico le hubiese impedido continuar allí.
Por tanto, yo me pregunto ¿qué le puede pasar a esta gente para que justifique su comportamiento aberrante?. ¿Quién es capaz de pedir respecto por gente con una inhumanidad tan evidente?.
Me pregunto si hoy. día 9 de julio del 2017 donde tanta gente se hace vegana, y tanta gente defiende el derecho de los animales, y se ata a un poste para que no maltraten a un toro. Se actuaría con la misma humanidad ante un atentado terrorista como se hizo en los atentados del 11 de marzo del 2004 en Madrid. O quizá la gente que iba en los trenes, si pasase ahora, en vez de ayudar a los heridos y hacer lo que estuviera en su mano para salvar vidas, lo que hacen es ponerse música o ponerse a cantar, para evadirse de una situación tan terrible.
Realmente estoy alucinando del panorama psicopático de la sociedad madrileña, y de que encima nos pidan estos seres que no son ni personas, que respetemos su decisión de ser unos psicópatas. Pues lo siento, pero en mi caso, yo respeto a la familia del muchacho que se cayo realizando su trabajo, y al mismo muchacho que yo creo que si el hubiese sabido que se el público para el que trabajaba arriesgando su vida, se iba a comportar así, en vez de ser acróbata se hubiese preparado unas oposiciones a funcionario y se hubiera unido al clan de los psicópatas españoles.
Que divertido el festival de los locos molones, y todos incluido el ayuntamiento de Madrid, que no han hecho nada de nada, por evitar la vergüenza que hemos tenido y tenemos que soportar los que vivimos aquí ante esta falta de humanidad y civismo. Para mí los que se quedaron viendo conciertos tienen el mismo corazón que el que atenta contra la vidas de otros matando gente por su locura. Locura que justifica con la frustración de vivir en una sociedad que no soporta pero que tampoco tiene narices para cambiar a mejor, sino que se convierte en un monstruo más y se pone a matar inocentes. Ahora ya no me extraña nada muchas cosas que pasan todos los días y que me dejan alucinada y acojonada a partes iguales.
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