Monólo de un psicópata. El psicópata y su esclavo.

Oh mi fiel esclavo. Cuanto necesito de ti. Tu no me necesitas para nada, pero no lo sabes. Eres tan inocente. Todos mis méritos te los debo a ti, pero sin embargo ni una sola vez te agradeceré nada. Jamás te recompensaré ni uno solo de tus actos, jamás te diré lo que valoro tu valentía y tu esfuerzo. Tu inteligencia y tu capacidad de aprendizaje. El ser capaz de saber salir de cualquier apuro y situación sin que nadie te haya dicho como hacerlo, ni nadie te haya indicado cual era la forma adecuada, pero tu superas todas las trabas del camino. Oh mi fiel esclavo, no me necesitas para nada, pero nunca te dejaré ir, solo la muerte te arrebatará de mi. Te utilizo, y tu me lo agradeces, con la sonrisa de un niño inocente repites mis palabras como si yo fuera un dios. Crees mis mentiras, aquellas en las que baso mi fuerza y mi poder. Esas que hacen que me sigas con humildad y adoración. Y aunque no tengo lástima por ti, ni piedad alguna pues eres una animal dócil y estúpido que sigue al peor de sus enemigos como un perro, te quiero. No es amor, eso no puedo sentirlo, no sé que es eso, pero te quiero. Te quiero porque sirves, porque eres útil para mis propósitos y ambiciones, para mis locuras y perversiones. Sé que no me necesitas, sé que siendo libre y sabiéndote poderoso me destruirías sin piedad, al igual que yo lo haría contigo si un día me abandonas. Por eso, siempre te humillaré, siempre te destruiré, siempre te haré sentir el más débil de los siervos y el más estúpido de los animales. Siempre conseguiré que te sientas una nada sin mi, para así tenerte a mi lado mientras te necesite, y deshacerme de ti, cuando llegue el momento. Y tu, mi fiel esclavo, morirás de pena sin mi. Sin tu amo cuyo látigo son las palabras, y los actos. Son las perversiones y el sadismo, convertido en una falsa enseñanza que nunca existió pues no eres mi aprendiz, ni mi compañero, eres menos que un perro para mi, pero tu inocencia tu bondad te impide ver mi autentica naturaleza.