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lunes, 24 de octubre de 2016

El síndrome de Peter Pan o la cultura del YO

Vivimos en un mundo de consumidores, y los estudios de mercado demuestran que las personas con el síndrome de Peter Pan son los mayores consumidores que existen, así que no es de extrañar que cada vez más personas sufran este síndrome.
Muchas personas tienen una idea distorsionada de lo que es la infancia y lo que es ser feliz cuando uno es niño, y buscan desesperadamente comportamientos infantiles pensando que estos se aproximan a lo que ellos creen que es la felicidad infantil, pero nada más lejos de la realidad.
Los niños no son unos seres egoístas que quieren todo YA, y que hacen cualquier cosa para conseguir sus objetivos, eso es lo que los enfermos con el síndrome de Peter Pan, tienen como primer síntoma, el anteponer sus deseos por encima de los deseos de cualquier otra persona. Un niño sano, se conforma con cualquier cosa, y no necesita nada más que el amor de sus familiares para ser feliz.
Cuando era niña recuerdo los veranos de mi infancia en un pequeño pueblo de la Mancha. Allí no teníamos radio, ni televisión, ni siquiera agua corriente. Los juguetes que tenía eran bien pocos, pero eso no me impidió en ningún momento ser muy feliz, y sobre todo ser una niña, que es lo más maravilloso que puede ser uno cuando tiene muy corta edad. Recuerdo como un día estaba con otra niña, y no podíamos entrar en casa a por juguetes, y nos miramos la una a la otra, a ver que se nos ocurría para pasar esa hora muerta antes de la hora de la comida. Juguetes, también son unas simples cartas, pero no podíamos entrar a por ellas porque estaba mi tía limpiando así que había que pensar. No tardamos mucho en observar a nuestro alrededor que podíamos utilizar para jugar durante ese rato, y mirando y pensando vimos las chinas, que son unas piedrecitas muy pequeñas que se utilizan en las carreteras para que los coches no derrapen. Así que ya teníamos las fichas, que son las chinas, unas negras manchadas de alquitán, y otras normales, con su diferentes colores marrones, transparentes o grises. Cada una se cogió las piedras que quiso para marcar su bando. Luego, teníamos que buscar el tablero, que iba a ser un lugar cerca de casa, para que nos vieran nuestros familiares y no nos regañaran, y fue un lugar a la sombra, plano para hacer el tablero y que no se cayeran las piedras, y esa era la esquina de la acera, además las dos podíamos sentarnos una frente a la otra con los pies fuera, muy cómodo. Había que hacer el dibujo del juego, así que pensamos a que podíamos jugar, y decidimos de común acuerdo que jugaríamos a las 3 en raya, sin discusión, el juego era para pasarlo bien las dos. Teníamos que buscar algo para hacer el dibujo del tablero, otra vez a pensar. Buscamos un trozo de teja caído, que nos serviría de tiza, pero no encontramos, aunque sí encontramos un pequeño trozo de cal, que es con los que se pintan muchas casas en los pueblos. Con eso trazamos el tablero, todo listo y a jugar un buen raro, aunque como no nos gustaba perder a ninguna de las dos, tuvimos que dejar el juego porque nos llamaban para comer, sino hubiéramos seguido porque te picas y sigues a ver quien gana más partidas. Eso es ser niños, y eso es ser feliz siéndolo.
En ningún momento en mi relato de infancia, aparece algo relacionado con el egoísmo o el materialismo. Los niños se pelean también, yo me peleaba, aunque muy pocas veces, pero eran peleas que cuando eres niño son realmente transcendentales. Nos peleábamos si pensábamos que uno había hecho trampas a otro, o si era mentiroso, o cruel, o si tenía malas intenciones. Recuerdo que no soportábamos los comportamientos agresivos o violentos, y que todos nos volcábamos para regañar a un niño que había empujado a otro, aunque fuera de broma o por error, los niños tienen una gran moral y una gran ética que como fuerza de grupo puede moverse de una forma increíble, siempre por el bien de la mayoría y con la intención de educar y educarse los unos a los otros.
Esta actitud de protección y educación de grupo, tampoco existe en el síndrome de Peter Pan, porque otro síntoma es el aislamiento, y el creer que todo lo que haces está bien y que eres perfecto, sin escuchar a nadie más que a ti mismo. Mientras que los niños se educan, y por tanto se escuchan los unos a los otros.
Las personas con el síndrome de Peter Pan, en su creciente egoísmo se vuelven cerradas y obtusas, lo que las hace comportarse de forma violenta tanto física como psicológicamente, con las personas que los rodean, porque son estas las que les facilitan o las que impiden sus deseos más viscerales. Como ya he dicho, los niños pueden jugar a juegos violentos, pero no se hacen daño, y no solo rechazan la violencia física y psicológica, sino que actúan en manada en contra de ella.
Los niños tampoco soportan el egoísmo y el individualismo. Tampoco soportan a otros niños que presumen de cosas materiales, suelen alejarse de ellos, porque consideran que estas enfermos o faltos de afecto. Lo que los niños tienen muy claro es que compartir es un síntoma de amor, y que presumir de algo es la carencia de algo, así que sí un niño es muy presumido, suele estar bastante aislado. No es que le tengan envidia, más bien todo lo contrario, suelen tener lástima de los niños así, y los suelen ignorar.
Las personas con el síndrome de Peter Pan, suelen presumir mucho y tener muchas posesiones materiales, a cual más absurda y más inútil. Y por supuesto, suelen hacer cosas para llamar la atención de otros y así creerse mejores. Pueden hacer deportes de riesgo cuando nunca han mostrado interés por ellos, o pueden hacer viajes a lugares exóticos solo para hacerse una foto y presumir del gasto.
Los niños, sin embargo, lo que hacen es vivir las experiencias. Abrir bien los ojos, y tener los sentidos al 100% para absorber toda la información que les rodea. Da igual que le lleves a un niño a Disneyland o que le lleves al parque, ellos solo están percibiendo sensaciones. Y sí perciben amor son felices, pero si perciben que sus padres están preocupados por el gasto que supone comer en un restaurante, son infelices, porque ven que sus padres no están disfrutando del paseo con ellos. Es decir, que un niño sano, no está pensando en presumir de su viaje, son sus padres los que les inducen a que lo hagan, por propio ego, pero un niño normal solo se acuerda de lo bien o lo mal que lo ha pasado y de con quien a jugado a reído o a disfrutado durante esos pequeños ratos de amor y familia.
Cuando vemos comportamientos nada infantiles en los niños, es porque los niños se comportan así para agradar a los adultos, pero cuando los niños están juntos sin la mirada inquisidora de los adultos, los niños se comportan libremente sin la manipulación egoísta y materialista que impone la sociedad adulta. Por eso, para la mayoría de los niños, los adultos se comportan como locos, ya que no entienden los comportamientos insanos de los adultos, porque para un niño las cosas son más simples y claras.
Para poner un ejemplo. Los niños saben solucionar sus problemas sin la presencia de adultos, y cuando los adultos intervienen, una tontería resuelta rápidamente, se puede convertir en un problema serio. Me acuerdo de un amigo que a una amiga la llamo de broma "negrita salvaje", era una tontería que le salió espontánea porque la chica era muy burra jugando, y como nos habían hecho leer un libro sobre un negro africano que era medio salvaje, que el libro no era para niños en absoluto, pues el muchacho haciendo una broma absurda, la insultó sin querer. Ella al oír el insulto, lo dijo a los profesores, y él sin darse cuanta se vio llorando y pidiendo perdón por algo que para él no había tenido intención de ofensa, solo la estaba diciendo que no fuera tan bestia jugando, probablemente porque ya se había llevado más de un empujón o patada de ella, porque la chica era muy corpulenta para su edad, y el chico se sentía intimidado por la corpulencia de esta, ya que él era bastante delgado y aunque era alto, con un empujón fuerte de ella, el muchacho se caía al suelo. Esto los adultos no lo vieron, solo el insulto, así que la amistad de ellos dos, la confianza mutua y el amor que sentían, desapareció por una tontería donde los adultos intervinieron de forma nefasta.
Sin embargo el síndrome de Peter Pan, hace que las personas que lo padecen, tengan un comportamiento sádico y psicopático. Disfrutando insultando y vejando a todo el que no satisfaga sus deseos, o al que le diga que sus deseos ni son órdenes, ni muchas veces tienen sentido alguno, es más, la mayoría de las veces son caprichos absurdos que no llevan a ninguna parte y que más perjudican a todos que benefician a nadie. Ay de aquel que tenga un gilipollas con el síndrome de Peter Pan como jefe...
Por último decir, que como el síndrome de Peter Pan, está aceptado socialmente, es tremendamente contagioso, te puedes volver un completo gilipollas de la noche a la mañana si estas rodeado de gente así. Porque es  muy fácil dejarse llevar por este tipo de persona que te hace creer que se es muy feliz comportándose como un imbécil y como un inmaduro. Además son personas manipuladoras que no les importa el daño que hacen a nadie, es más, disfrutan haciendo daño. Muchas veces, destruyen parejas estables por el solo hecho de ver sufrir a los dos, ya que una persona con esta enfermedad no es capaz de amar a nadie, así que odia que la gente se quiera o que sea feliz. Una persona con esta enfermedad siempre esta sonriendo, pero no es feliz, su sonrisa en una sonrisa de sádico que solo piensa en la próxima putada que va a hacer para su solo disfrute. Probablemente, les ponga cachondos hacer daño a cualquiera, y cuanto más daño hacen mejor se sienten. Pero como es una droga que dura poco, deben hacerlo cada vez más a menudo, y cada vez a más gente. Al crear nuevos adictos, disimulan sus adicciones y así se va expandiendo la enfermedad. Lo que hace que tengan marionetas que hacen por ellos daño a personas que nada tienen que ver, y que no saben de que va el tema, ni siquiera se lo esperan. Por eso muchas veces, vemos cambios repentinos en la personalidad de personas adultas y no encontramos la explicación, y es que un verdadero hijo de puta (o hija de puta) disfrazado de Peter Pan, esta jodiéndote la vida, directamente o utilizando una marioneta para hacerlo.
Creo que la única solución para acabar con esta peste, es acabar con la aceptación de personas así. Debemos aprender de los niños, y hacer lo que hacen ellos cuando ven a un niño egoísta y materialista, y es ignorarle. Pasar de esta gente es la forma de hacer que cambien su comportamiento y que no hagan daño a otras personas, que sus manipulaciones no surjan efecto y que esta enfermedad tan grave se erradique de nuestra sociedad de una vez por todas. Si los niños son capaces de hacerlo, ¿por qué los adultos no podemos?.

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