Hay un programa de radio que les voy a recomendar, sobre todo porque puede que los censuren, ya que dicen cosas que nadie dice por miedo. Se llama "La cara B", pueden encontrar los podcast en internet.
http://www.ivoox.com/podcast-cara-b_sq_f1147017_1.html
Lo que le vengo a contar hoy es algo que seguro le pasa constantemente. Pero en vez de contar mis historias le voy a poner un ejemplo.
Imagínense que van con su pareja o sus amigos a un restaurante que esta lleno de gente, consiguen mesa después de esperar en la calle más de 30 min. Por fin le dan una mesa, pero no es lo que se dice cómoda, huele a comida de la cocina y además hay ruido molesto por todas partes. También es probable que la mesa este sucia al menos 10 min hasta que llega el camarero a limpiarla, así que durante esos 10 min intentas disimular la montaña de mierda mientras hablas, evitando poner los codos o lo que sea sobre ella para no mancharte. Cuando intentas pedir algo a los camareros, estos están todos ciegos y sordos al menos otros 30 min, donde el hambre y la desesperación se vuelven insoportables porque ves a todo el mundo comiendo y tu solo babeas y te suena el estómago. Por fin te toman la nota, te traerán las bebidas en 10 min pero la comida aún tardará otros 30min más en llegar. Así que sigues aguantando el tirón, hablando a gritos y pasando hambre, y sigues disimulando felicidad y paciencia. Llega la comida, y es una mierda que no sabe a nada, o sabe a queso cocido, pasta cocida, y demás cosas recocidas. Comes con tanto hambre que te da igual que sea una basura, te sabe a gloria. Después de comer pides la factura, esa si que llega en menos de 1 min. Ves lo que te ha costado comer que son más de 2 horas, y ves una factura de casi 60€ y la pagas con gusto, sonríes y dejas propina.
¿Volvería a este restaurante?. ¿No?. Todos los restaurantes de las grandes cadenas de comida basura son como lo que le he narrado mientras que los restaurantes tradicionales más rápidos, más eficaces, con menos ruido, menos gente y mejor calidad están casi vacíos. ¿Usted lo entiende?
Esto del restaurante es una manera de contarles la diferencia entre las grandes empresas y el pequeño comercio. El pequeño comercio desaparece, y con el desaparece todo lo bueno de las relaciones humanas comerciales, que tanto apreciamos aunque ni siquiera somos conscientes ya de ello. Pensamos que comprar es un mero tránsito de dinero, pero comer bien o comer mal supone una gran diferencia en su salud. Ser bien atendido y comprar lo que uno quiere, y no ser atendido y comprar cosas que no le valen para nada, es la diferencia entre estar satisfecho consigo mismo o sentirse insatisfecho y tener que seguir comprando cosas inútiles.
Miren, hay un invento muy antiguo que se llama mercadillo, también se le define como rastro y otros países es tan popular que nadie le puede quitar su valor inmaterial, como la medina o el soho. El comercio es parte vital de nuestra cultura y de nuestras relaciones sociales. Y probablemente la forma de comerciar influye mucho en nuestra psiquis y en nuestra vida diaria, tanto que nos permite ser más o menos felices, y estar más o menos satisfechos.
Le voy a contar una anécdota, seguro que lo entenderá. Yo participo junto con más miembros de la asociación a la que pertenezco en un rastrillo vecinal, que nosotros mismos organizamos. Por si no lo sabe, los españoles no regateamos, bajamos los precios o los subimos pensando en la capacidad adquisitiva del cliente. Así pues en el mercadillo, los precios que ponemos son ridículos. Pero vienen a compra muchos marroquíes, que tienen la costumbre de regatear, esto es una ofensa para los vendedores españoles que ya no pueden bajar más el precio, porque ya se lo regalan al cliente, o bien no obtienen ningún beneficio sino más bien un perjuicio económico. Lo que hace que aunque haya muchísimos compradores marroquíes y muchísimos vendedores españoles, siempre salen insatisfechas ambas partes. Y es que para la cultura marroquí, lo importante no es comprar, lo importarte es conseguir algo, y a un buen precio, por eso ellos necesitan regatear. Llegar a casa con lo que sea y decir, que bueno soy que he conseguido lo que quería y a un pecio muy bueno, como si fueras a cazar al bosque y traes un jabalí enorme. Pero el Español que no sabe regatear, si baja el precio para vender llega a casa y se siente engañado por el comprador marroquí, como si fueras a cazar y traes solo rasguños y la ropa sucia y rota.
¿Se ha dado cuenta de hasta que punto influye en nosotros el comercio?
Le dejo pensando y recapacitando en cómo y dónde hará su próxima compra, o cómo y dónde hará su próxima venta. Sea muy consciente de ello, y de que cada céntimo cuenta, porque cada céntimo permite que la balanza del poder vaya hacia los poderosos sin escrúpulos, o hacia los demás, que somos el 99.99% de la población mundial.
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