Imaginemos que somos atletas de élite preparándonos para las olimpiadas. Tras años de esfuerzo y entrenamiento, llegamos a la final. Nuestro cerebro está preparado, nuestro cuerpo está en plena forma. Sabemos de forma milimetrada, como colocar cada pie, en cada momento, cuando saltar, cuando correr. Cada valla se sitúa en el espacio dentro de nuestro cerebro, de forma que sea imposible a tal velocidad, tirar ninguna.
Y cuando comenzamos la carrera y damos el primer salto, nos damos cuenta, de que unas están más altas que otras, y que hay un montón de piedras y de aceite en la pista.
Bueno, pues eso es lo que dicen los educadores que es poner a prueba a los estudiantes en lo exámenes. Según parece, esta forma de examinar asegura que solo los mejores superen las pruebas.
En mi opinión, de qué sirve poner las cosas tan difíciles en los exámenes. Acaso el atleta de élite, si se pasa dos meses sin correr ni hacer ejercicio, no comienza a coger kilos de más y perder velocidad. Pues de igual forma, dos meses más tarde del examen el estudiante, aprobado o suspenso, olvida totalmente el caótico momento de su prueba, y no sería capaz ni de plantear un ejercicio, si no revisa sus apuntes.
¿No sería un buen momento para cambiar el método revisar y evaluar los conocimientos de los alumnos?. ¿No sería un buen momento para cambiar la forma de educar y de transmitir los conocimientos de forma que no tengamos que aprender una y otra vez lo mismo, debido a un olvido natural provocado por un sistema educativo que más traumatiza que enseña?
Si no hubiésemos transmitido nuestros conocimientos durante toda la historia de la humanidad, hoy viviríamos en las cavernas. Creo que merece la pena que los gobiernos se tomasen más en serio la educación y la cultura, y no dejarlo como algo que tenemos como obligación, o como pasatiempo.
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