Les falta un hervor

Cuando una persona de más de 30 años se comporta como un adolescente y habla de cosas tan graves como asesinatos y violaciones con una sonrisa que no puede quitarse de la boca aunque sepa y sea consciente de lo fuertes que son sus palabras, decimos que a esa persona le falta un hervor. Hay una mezcla de sobre protección por parte de sus familiares y de idiotización en la educación, que hace que una persona pueda ser consciente, muy consciente de lo que está diciendo pero no tener la profundidad psicológica de lo que habla. Muchos de estos, son voluntarios que salen de sus casas para ir con gastos pagados a una aventura que les va a ir muy bien para sus curriculums, pero a diferencia de lo que ocurría con los jóvenes que fueron a las peores guerras en el siglo XX, estos aun ya maduros, no son capaces de asimilar la tragedia. Tienen una especie de capa de cera por donde todo resbala, y les da igual estar jugado en un vídeo juego que ir a una aldea donde han matado a cientos de personas. El efecto en sus mentes es el mismo. Su noción del mundo real esta desnaturalizado. Además este tipo de personas que se mueve por la vida con el sistema de puntos como si de un juego se tratase, comete errores garrafales como casarse y tener hijos, porque claro está no están en ningún caso maduros. Por muchos títulos universitarios que tengan, por muchas experiencias vividas, da igual, su grado de estupidez y atontamiento es asombroso.
A mi realmente me asusta pensar que se llegue a la edad adulta en estas condiciones, y lo peor que tomen puestos de relevancia política. Porque al final están más preocupados de si su ropa interior es de marca que de otra cosa. No son psicópatas son niños que viven en cuerpos de adultos, y cuya madurez es difícil ya que puedan alcanzar. Porque realmente viven la vida como si estuvieran en los dibujos animados o en una serie de televisión, no cala en ellos la realidad. Un bloqueo emocional que además de ser realmente increíble el ver que puedan existir fenómenos así, no sé si puede llegar a ser hasta dañino para sus hijos, que deberán de ser conscientes de todo aquello que sus padres han dejado de serlo. Imaginémonos que violan a una hija de un fenómeno de estos, pues irá lo denunciará pero no le calará dentro, aunque se sienta triste no lo interiorizará. Así que su hijo violado además de tener depresión tenderá a intentar suicidarse, porque para sus padres lo que le ha pasado es a efectos prácticos tan trágico como si se hubiese acabado el papel higiénico en plena intoxicación gástrica.