Hay personas que piensan que si te pasas de listo, o si dices la verdad, pasas a la lista negra. Si estás en contra del sistema, sino sigues las normas, terminas en una lista de la que jamás te podrán quitar. Pero no es cierto, al menos no del todo. Es verdad que hay listas negras, donde te dificultan la vida, en cualquier ámbito, siendo casi imposible salir adelante, por muchas capacidades sobradamente demostradas que tengas.
Yo estoy en esa lista negra, hace años que pertenezco a ella, y soy muy consciente de ello. Sin embargo no formo parte de la lista por decir la verdad, por escribir este blog, o por no pertenecer al sistema absolutista imperante en España. Formo parte de la lista por no ser manipulable, por haber demostrado en mi vida, que el control mental al que nos someten a todos es ineficaz en mi persona. Formo parte de la lista, porque no dejo de ser un ser humano, y no dejo de ver la realidad que me rodea, por querer ayudar al próximo aunque este no se lo merezca muchas veces, ni remotamente. Soy honrada, soy noble de corazón, soy buena persona, tengo una gran empatía, y además de no soportar las injusticias, lucho cada día para que desaparezcan. En realidad, soy un ser humano, y no me avergüenzo de ello, y por ello estoy en esa lista negra. Simplemente, estoy en la lista, porque soy potencialmente peligrosa, ya que puedo contagiar a más personas con mi humanidad, y eso hace que deba ser destruida de una forma o de otra, para que al final entre en razón y forme parte del sistema establecido.
Sin embargo yo a diferencia de muchos otros sé que hagas lo que hagas en el sistema, si no formas parte de la oligarquía con derechos de nacimiento, no vas a poder llegar a ninguna parte. Si no estas en la lista negra, tampoco sales ganando en nada, porque la única diferencia, es que yo soy consciente de la esclavitud y control del sistema y otros no. Es decir, que por mucho que lamas el culo, te aborregues y digas si buana, al final sigues tragando la misma porquería, pero de peor forma, porque te has humillado voluntariamente, has perdido la poca dignidad que tienes y encima ya no sabes quién eres en realidad. Así que metafóticamente, entre comer todos los días sopa de sobras y encima tener que dar las gracias a los cabrones que se comen el cordero que has criado tu, o comer un pollito asado de tu granja antes que vengan y te lo quiten, pues yo me quedo con la segunda opción.
Al final, aunque nos empeñemos en lo contrario, no hemos salido de la Edad Media, es más vivimos peor que entonces, porque en la Edad Media podía esquivar el control, y ahora no.
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