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viernes, 24 de junio de 2016

La estafa de los funcionarios públicos en Alcobendas

¿Conoce usted algún inspector de sanidad?.
Todos los ciudadanos esperamos que los organismos públicos velen por la salud y el bienestar de sus conciudadanos. Pero lamentablemente hoy me han demostrado que no siempre es así. Personalmente me gusta pensar que un inspector de sanidad visita restaurante, centros de salud, etc. Siempre relacionados con la salud pública de los ciudadanos. Sin embargo, yo tengo un establecimiento donde vendo artículos de drogería. Manufacturados por grandes e importantes empresas en este sector con años de experiencia y con sus correspondientes acreditaciones.
Lo más increíble, es que la inspectora no ha dado su acreditación nada más entrar en el local, sino que en un principio se ha comportado como un cliente habitual. Y tras unas preguntas totalmente irrelevantes de las que no ha sacado ninguna conclusión negativa de mi establecimiento, ha decidido acusarme de una publicidad ilegal, que no lo es. Amenazando me con dar publicidad que solo está reservada para las farmacias, y que no puede indicarse ni en herbolarios ni en tiendas de cosmética. Según la inspectora es ilegal decir que una producto natural puede usarse con enfermedades dermatológicas. Así pues, es ilegal los anuncios que vemos en televisión que nos indican las maravillosas propiedades que tienen la manzanilla para el pelo, o la misma planta como calmante.
Sin salirme de mi asombro, la inspectora a solicita ver el almacén de mi local. Y por supuesto, la he dicho que llamaba a la policía, ya que su comportamiento y amenazas me parecían un despropósito fuera de lugar.
Luego me ha presentado un escrito, del cual tengo copia donde dice que en los productos que vendo pone que tienen propiedades curativas. Cuando esto claramente se ve, que son champús naturales, cuyas propiedades son las mismas que todos conocemos. La he puesto un ejemplo, que todo el mundo entiende, cuando una persona compra un anticaspa, es porque tienen un problema en el cuero cabelludo, y por tanto se contradice en si mismo el alegato de la funcionaria. Es decir, que ni la misma funcionaria que me acusa de algo sorprendente sabe que es totalmente legal y habitual utilizar la cosmética para problemas dérmicos, directamente o no especificado en el producto.
A la conclusión que he llegado es que los inspectores de sanidad, no solo no saben hacer su trabajo correctamente, no solo en este caso en concreto, no poseen los conocimientos necesarios para el ejercicio de su trabajo. Sino que además, acosan y amenazan a personas que no tenemos ninguna relación con el oficio que deben desempeñar.
¿Están haciéndose un uso indebido de los organismos del estado para acosar a algunas empresas mientras otras están en la más absoluta ilegalidad poniendo en juego las vidas de los ciudadanos?

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