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domingo, 27 de marzo de 2016

Jesús muere todos los días

Hoy es domingo de resurrección, es decir, el último día de las fiestas de semana santa. No es mi intención dar un sermón, ni entrar en las creencias religiosas de nadie, sino hacer pensar.

Toda mi vida he visto la semana santa como la semana del sufrimiento, hay que llorar todos lo años la muerte injusta de un hombre bueno e inocente, y alegrarnos porque ha resucitado después de su calvario.

Es una enseñanza que muy resumida le dice a los creyentes que después del sufrimiento viene la paz y el cielo. Esto que a priori es muy bonito, y esperanzador, en realidad puede verse de una manera bastante cruel, porque la iglesia durante años lo que le ha dicho a los creyentes es que deben de aceptar el sufrimiento porque al final, es decir, cuando mueran, dejarán de sufrir. ¿No les parece una barbaridad?. Como si la vida fuera un camino de espinas, donde todos y cada uno de los días debiéramos sufrir como Jesús en el calvario.En mi opinión, esto es una de tantas distorsiones que la iglesia católica ha hecho sobre las enseñanzas de Jesús de Nazaret, cuando él predicaba  justo lo contrario.

Para mayor desgracia, Jesús de Nazaret muere todos lo días. Porque todos los días muere gente inocente y buena, todos los días son asesinados como lo fue él de forma cruel e injusta. Y mientras nosotros nos lavamos las manos mirando hacia otro lado como el romano Pilatos. Y mientras vamos a la iglesia, paseamos en sus procesiones y lloramos a la figura de un hombre sufriendo, no somos conscientes de que colaboramos con el sufrimiento propio y ajeno. No somos conscientes de que nuestro trabajo y nuestro dinero van directamente a generar más sufrimiento, más dolor y más muerte.

Quizá no somos conscientes de que matamos todos los años a Jesús de Nazaret, porque matamos todos los días a los que él defendía y amaba. Es como si celebrando la semana santa, llorando en las iglesias y recordando la pasión y muerte de Jesús de Nazaret, nos librásemos de la culpa que debemos sentir, y así no tenemos porque preocuparnos de más.

Es lo mismo que la confesión, que uno puede ser un verdadero asesino criminal, que se confiesa ante el cura y es automáticamente perdonado por Dios.

Hipócritas.

Algún día comenzaremos a ayudar a las personas y a nosotros mismos, algún día veremos que no debemos sufrir ni hacer sufrir sino ser felices. Algún día hacemos caso a Jesús de Nazaret y no a las mentiras que cuenta la iglesia y que pone en boca de él para engañarnos a todos.

Mientras tanto, seguiré haciendo más caso a mi corazón que a la crueldad de los que dicen representar a Dios en la tierra.




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