Cuando es imposible distinguir entre la política y el fútbol, porque en ambos casos, lo que se defienden no son los colores de tu equipo sino el dinero del contrato por el que te van a fichar. Entonces, ni ves buen fútbol, ni políticos trabajado. Solo ves una panda de mercenarios que les da igual donde o para quien trabajan, solo el dinero que sacan al mes.
Al igual que no veo el fútbol, porque no tiene sentido ninguno desde hace décadas, ya no es deporte ni espectáculo. Tampoco veo nada de política. El partido se compra en ambos casos y todo se convierte en un teatro del absurdo lleno de mascaras ridículas.
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