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domingo, 25 de septiembre de 2016

Yo soy YO

Yo soy yo, y mis circunstancias.

Hace algunos años, sentí que tenía un trastorno en la personalidad, y preocupada le conté esta circunstancia a mi hermana. Resulta que yo era muchas personas diferentes, y ya no estaba segura de quién era YO realmente. En el trabajo era una persona muy distinta de la que era cuando iba a estudiar, que al mismo tiempo no tenía nada que ver con la persona que estaba con su pareja, que tampoco se parecía a la persona que estaba con la familia, totalmente distinta era la que estaba con sus amigos, y que en absoluto se parecía a la persona que estaba dentro de un grupo teatral. Vamos que me salían, así de golpe 6 personas totalmente distintas.
Esta situación a mi pareja de aquel entonces, y a mi familia les tenía también preocupados, porque de repente, pueden intercambiarse personalidades de un lugar a otro. Es como quién está haciendo de Julieta y de golpe se transforma en Juana de Arco. Mi hermana, con una tranquilidad y una sabiduría increíble, de dijo como si tal cosa, que eso no era ningún trastorno de personalidad. Simplemente, era un proceso de adaptabilidad a la circunstancia en la que me situaba, pero eso no quería decir que hubiese perdido el YO, sino que eran matices de un mismo color.
Mi hermana me dejó bastante tranquila en lo que al trastorno de personalidad se refiere, pero me dejo intranquila al darme cuenta de lo manipulables y maleables que somos según el entorno en el que nos encontremos, y además, sino tenemos cuidado, la personalidad de un entorno salta a otro, y podemos terminar creyéndonos a pies juntillas que somos quien no somos.
Voy a poner un ejemplo muy sencillo. Imaginemos ese sabiondo, que se considera sobrado de todo, y que ha alcanzado la cima del éxito. Su ego, un globo tan hinchado que parece un zepelín, a conseguido que su personalidad desaparezca, tanto en la familia, como con los amigos, etc. Se comporta de la misma forma, como "el Divo", Ese ser supremo, próximo a la divinidad, que hasta compite con ella, alguien que se cree un dios del Olimpo y que debe aguantar y soportar a los débiles y miserables mortales. Pero antes de convertirse en dios, fue mortal, y su relación con la familia y con los amigos era muy distinta.
Es importante para mi escribir, que nos dicen desde que somos niños, como debemos ser. Y con la edad, vamos madurando, pero al mismo tiempo nos van manipulando más. Dicen que los niños son muy manipulables, pero los niños son conscientes de que son manipulables, los adultos son mil veces más fáciles de manejar y aborregar, pero se piensan que tienen suficiente madurez para evitarlo, lo cual no es suficiente.
Debido a la manipulación, ya no sabemos muy bien como relacionarnos ni como actuar correctamente, porque las manipulaciones son contradictorias y son fuerzas que si se equilibran se pueden contrarrestar. Y durante un tiempo medité como contrarrestar la mayoría de las manipulaciones externas intentando ser YO, el mayor tiempo que me fuera posible al día, aunque es normal que a veces tome un rol diferente, debido a circunstancias de la propia vida. ¿Cómo podía conseguirlo? Pues no sé si lo he conseguido del todo, sinceramente, pero si lo intento en la medida de lo posible.
Lo primero que hay que hacer es tomar consciencia de si lo que hacemos lo hacemos por un impulso primario irrefrenable, o lo hacemos utilizando la conciencia y el razonamiento. Así pues cosas absolutamente primarias como son comprar compulsivamente cosas inútiles, tener conocidos en vez de amigos, o tener relaciones sentimentales materialistas en vez de humanas, pues había que quitarlas de la lista de tareas. Se comienza por entrar en centros comerciales y comprar solo lo que vas a compra y absolutamente nada más. Otras veces, puedes ir a comprar y si no encuentras lo que buscas te vas. Luego cambias tus hábitos de compra y dejas de comprar en centros comerciales para compra cerca de tu casa a tiendas de toda la vida. Este cambio es importante, porque ya empiezas a tener más empatía por los demás y a ver más el mundo como es.
Posteriormente, haces el segundo esfuerzo y es a relacionarte con amigos y no con conocidos, lo que es un gran trabajo que requiere mucha paciencia y perseverancia, además de fuerza de voluntad ya que los amigos no hacen lo que tu quieres cuando a ti te da la gana, que parece que es lo que se lleva ahora. Los amigos son esas personas que te quieren y que están cuando se les necesita, a cambio, tu debes corresponder de forma igual, sin egoísmos, la amistad es el cariño, la comprensión y el respeto mutuo.
El tercer esfuerzo, es la relación sentimental sin materialismo. Esto hoy en día es una locura, porque muchas parejas buscan en su relación prestaciones como si estuvieran comprando un coche. Aquí hay que ponerse muy serios, porque la pareja es siempre un proyecto de familia, aunque no tenga porque terminar siéndolo. Porque aunque no hagamos planes a largo plazo, el sentimiento debe de quedar dentro de nosotros, claro está, que si lo que buscamos en nuestra relación es algo material, tenemos tanto apego a la persona con la que estábamos, como al móvil viejo que abandonamos en un cajón y al poco ya no nos acordamos de él, porque el nuevo es mucho más guay.
Y el cuarto esfuerzo, que nunca será el último, es el encontrar el YO. Que después de superar los tres anteriores parecerá poca cosa, pero tiene mucho mérito. Hay que darse cuenta de quienes somos realmente, y que queremos ser en nuestra vida. No me refiero al ámbito profesional, aunque no hay que dejarlo a un lado, sino que me refiero a la profundidad abismal del YO. Meditando de cómo nos comportamos con otras personas, qué reacciones tienen los demás al interactuar con nosotros, y si esas son las reacciones que provoca nuestro YO, o son producto de una manipulación externa.

Probablemente tenga que retomar este tema en otra ocasión, pero aquí dejo mi granito de arena, por si quizá alguien ya se vea desorientado en este mundo donde mientras unos mueren otros juegan con el móvil. Y lo más triste no es que no seamos conscientes de nuestra hipocresía y falta de humanidad, es que además nos da igual.





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