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domingo, 20 de septiembre de 2015

Si el gobierno no hace su trabajo, hazlo tu

Es curioso, pero en España se tenía la tradición de no solo desconfiar de su gobierno, sino de no esperar nada bueno de él. Por la misma razón los pueblos españoles estaban acostumbradísimos a buscarse la vida para sobrevivir en épocas de bonanza o de escasez. Ya que sabían que lo que nunca le iba a faltar, era el recaudador de impuestos, que todo se llevaba pero nada daba.
Si alguien de un pueblo pequeño quería saber como funcionaba el mundo, solo tenía que ver como crecía y crecía la barriga del cura, mientras que los pobres y desgraciados eran ayudados y alimentados por sus paisanos. La iglesia rara vez ayudo a un pobre, y se lo hizo, es porque el pobre iba a ser fiel servidor a los negocios y necesidades materiales de la iglesia, sin preocuparse de pensar, pues ya lo hacía el cura por él.

Los españoles de hoy en día, tras décadas de estupidez total, donde se esperaba que un gobierno de inútiles nos solucionara algo, se están empezando a reconocer así mismos, a verse las caras, a mirarse a los ojos, y ver sus problemas más íntimos y dolorosos, en los rostros de sus vecinos. Después de décadas de estupidez, criticando, machacando y puteando a todo ser vivo que no fuera uno mismo, los españoles han visto que no solo no están solos, sino que juntos sus problemas pueden solucionarse, y no hay que esperar un milagro divino convertido en una ley de apoyo a las familias con X euros al mes. Sino que hay un movimiento interior personal, que hace que los colectivos sin ideología política, ni religión, ni profesión, ni educación, ni estrato social común, trabajen unidos y en equipo para solucionar este desastre.

Quizá el desastre fue culpa de todos nosotros, por confiar nuestras vidas en las que no aman ni respetan nada ni a nadie. Quizá la culpa es nuestra por creernos capaces de juzgar, opinar y maltratar al prójimo, en vez de darnos cuenta que es tan humano como nosotros.

Pero yo no soy derrotista, no escucho la propaganda de la guerra y la enfermedad. Solo quiero oír y ver a la gente luchar por hacer un mundo como nos merecemos, y como podemos construir juntos. Sin ira, sin guerras, sin mentiras, sin odios y sin rencores.


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