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viernes, 20 de marzo de 2015

¡Qué vergüenza de país!

Patrimonio nacional privatizado. Ríos, playas y bosques contaminados por empresas de socios y amiguetes de los políticos y gentuza de turno. Nombres y apellidos que se repiten una y otra vez en puestos de la administración, tanto en universidades, hospitales, fuerzas armadas, jurisprudencia y por supuesto, puestos de relevancia y poder político y social.

Y para colmo amenazas. El gobierno actual amenaza a la ciudadanía con su continuidad política, devastadora de la sociedad y de la poca dignidad que aún nos queda. Más poder para los asesinos, más torturas para los esclavos, el discurso que en todos los medios de comunicación, como si del lavado de cerebro de una secta destructiva se tratase, se repite a modo de mantra. "Nosotros somos la única solución posible". ¿De qué sois la solución sinvergüenzas?. ¿Cómo queréis ver al pueblo?:¿No es bastante con ver la miseria y la pobreza?¿No os es bastante con ver la locura, la desesperación y la muerte?. ¿Qué queréis hacer más con nosotros?. Sois unos sádicos asesinos, que ni la cárcel es suficiente para vosotros. Hasta los que creían en vosotros os traicionan, porque es imposible soportar tanto. La iglesia torturando y realizando vejaciones a los más débiles e inocentes. Los médicos experimentando cruelmente con sus incautos pacientes. Los bancos que en vez de custodiar nuestro dinero, nos lo roban. ¿Qué más nos queréis hacer?. Nos habéis dejado sin cultura y sin educación. Sin calidad de vida, y sin libertad ni de pensar ni de opinar, ni siquiera confiamos los unos en los otros, y encima nos amenazáis con seguir gobernando destruyendo lo poco que nos queda.

¿Cuántos árboles dejo Franco sin talar en España? ¿Cuántos talo solo para evitar que alguien se escondiera detrás de uno de ellos y le cortara el cuello?. No dejo apenas nada, él mismo que cazaba humanos, destruyo todo lo que pudo y dejo en la mente de los españoles una insana sensación de síndrome de Estocolmo. Un pueblo acostumbrado al maltrato de tal forma, que ya no espera ni sabe hacer otra cosa.

Yo tengo fe en la gente de este pueblo, y sé que puede recuperarse de toda esta miseria y tortura, pero solo puede hacerlo como ya lo hizo otras veces. Mirando al frente, y no dejándose llevar ni por el odio, ni por el miedo.

Franco no gano una guerra, destruyó un pueblo. Y para colmo, se llamó a si mismo nacionalista y patriota. ¡Qué vergüenza!.

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