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jueves, 20 de junio de 2019

Acoso en las redes

Nos comunicamos por afinidad. La mayoría de las personas reaccionan por empatía, y leen antes aquellos artículos o publicaciones de personas próximas. Personas con las que interaccionan en la vida real y conocen. Por tanto, los medios de comunicación más conocidos o más difundidos no son relevantes sino las personas que se hacen eco. Nos quieren dar a entender que existen una personas que marcan la opinión, los llamados INFLUENCIADORES. Y es cierto que a muchas personas estos les pueden marcar opinión, pero en general no es así. Por eso, se crean en Internet personas que no tienen la repercusión real que muestran las estadísticas de las redes sociales, y ocultan aquellas que realmente tienen relevancia porque sí llegan al público, es un método muy sencillo y eficaz de ocultar el sentir real de la sociedad.
Hace unos años hubo un caso muy famoso en el cual un periodista retransmitía la visita de grandes personalidades del país a un lugar de España, y eran recibidos con gritos de "fuera", abucheos y silbidos. A pesar de que el sonido era perfectamente audible por el teleespectador el periodista decía con ese mismo ruido de fondo "son recibidos con vítores y aplausos". Al final todo se difundió, el periodista fue despedido y no se supo más de él. Porque había cometido el error de que todo el mundo pudo detectar el engaño.
No necesitamos las redes sociales para comuncarnos, pero ¿por qué las usamos tanto?. Las razones son múltiples, la principal es el aburrimiento, y la segunda es la necesidad de buscar a personas con intereses comunes con las que poder interactuar. Pero esto no es suficiente para mantener a millones de personas dentro de las mismas de forma constante generando contenidos. Porque aunque muchas personas generen contenidos, si otras no los comparte, estos no sirven para mantener la espectación y la actividad en las mismas. Por esta razón, las propias redes sociales que son las que obtienen ingresos no solo en publicidad de empresas, sino de los propios gobiernos para generar y controlar la opinión de los ciudadanos, permiten una serie de comportamientos totalmente perseguidos y denostados en la vida real. Pero que al igual que los espectáculos televisivos de gritos y peleas sin sentido, generan morbo, espectación y motivación a los demás a participar. ¿Quién va a decir no a ir en contra de una injusticia?.
Así pues permiten que a las personas que más denuncian cosas como la violencia de género, la desigualdad, el maltrato a la naturaleza o cualquier ser vivo, etc. Personas con cierta conciencia social, moral y éticas, deben ser acosadas por sus antítesis. Es decir, se permite a los psicópatas atacar a las personas empáticas porque así se generan más ingresos. Esto para el psicópata le aporta grandes beneficios, no solo popularidad sino de otra índole. Mientras que las personas empaticas se ven perseguidas y amenazadas, vigiladas y acosadas. De forma que terminan por no interactuar en las redes sociales y no dar su opinión, porque ¿para qué perder el tiempo con un gilipollas?, como hace poco leí de la mano de un escritor. Y es que no está la vida para desgastarnos inútilmente, y al final volvemos a la situación anterior, donde solo los psicópatas financiados para dar su opinión son los que pueden expresarla con libertad.
¿Qué solución hay?. Bueno, en realidad es fácil. Hay que ignorar los intereses de las redes sociales, y usarlas solo para nuestra comunicación. Está claro que el sistema de bloquear a los indeseables no funciona, porque quitas uno y te salen 20. Sino simplemente no seguir estos intereses publicando nuestros propios contenidos y no lo de los grandes medios con mayor difusión. No seguir al rebaño, sino ser más individual desmarcándose del resto. Y no entrar en discusiones inútiles que solo sirven para desgastarnos física y psicológicamente. Hace poco le comenté a un policía que a mi me habían acosado durante 24 horas sin descanso, tuve que apagar el móvil porque no sabía en aquella época silenciar las notificaciones de etiquetado, ahora vivo mejor con ella desactivadas, por una cosa tan absurda como es ¿qué es un toroide?. Sí, te pueden acosar por cualquier cosa, así es el mundo del espéctaculo por Internet. Para quien no sepa que es un toroide, no hace falta que los busque, un toroide es la forma geométrica de una rosquilla. ¿Tiene sentido acosar a alguien por una rosquilla?. Sí lo tiene, muchas personas siguieron atentamente y participaron en la discusión. ESO ES A LO QUE TENEMOS QUE DECIR NO.
Esta misma mañana le he solicitado a Facebook que impida que una persona que me vigila y me acosa, a pesar haber bloqueado su usuario oficial hace dos meses, ver mi perfil o mi muro. Que no pueda ver nada de lo que hago usando su programa. Cosa que es tan fácil como obtener su IP y no dejarla ver aquello que tenga relación con la mía. Bueno, pues dicen que no, que eso pues que no pasa nada, que más o menos que es culpa mía o que es mi problema. No, para nada. Y voy a poner un ejemplo sencillo. Usted querido lector va a una cafetería y pide un café, y hay un señor bebido que se pone a gritar, a meter mano a las mujeres que están allí tranquilas y a escupir en los cafés antes de servirlos. ¿A quien le echa usted al culpa?, ¿a las mujeres por serlo?, ¿a los clientes por ir?, o al dueño por no echar del local a semejante energúmeno. Por supuesto, las quejas van al dueño, y el dueño sino actúa se debe poder denunciar y que el peso de la ley caiga sobre él. No que las redes sociales están por encima de las leyes, ya que denuncian a quien ellos quieren por lo que ellos quieren, y permiten lo que a ellos les interesa aunque vaya en contra de los propios usuarios.

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