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sábado, 23 de mayo de 2015

Reflexionando

Hoy se supone que no se debería comentar nada de política, puesto que es la llamada jornada de reflexión, donde nos deberían dejar meditar a quién queremos votar mañana. Pero es una tradición en España, que el día en que nadie debería, por respeto a la democracia, hablar de política, pues sucede que es cuando más se habla.

Los medios de comunicación siempre han dado ese golpe de gracia. Voy a dar un ejemplo. En un programa de variedades, donde se supone que no vas a oír nada de política, se invita a un personaje, socialmente relevante, admirado y querido por la ciudadanía. Se le hace una entrevista, en la cual el personaje dejará caer de forma subliminal su intenciones y opiniones políticas, de forma que se convierte en un gancho de izquierda o de derecha, según el caso, que deja K.O. al espectador, tanto que hasta llega a hacerle cambiar, o dudar sobre su intención de voto.

Así pues, voy a preparar un tiro con efecto, a ver si funciona.

Vivo en el centro de España, dentro de la comunidad de Madrid, en una localidad llamada Alcobendas. Durante toda mi vida he residido aquí, y aunque haya viajado y tenga familiares y amigos en lugares muy diversos, el lugar de donde mejor puedo hablar es del que mejor conozco, que es este.

De la comunidad de Madrid, diré que hay un Madrid rico, y otro pobre. Uno con maravillosas mansiones a todo lujo y calles impecables, y otro con ovejas cruzando por unas calles donde también crece el pasto. Por eso yo me pregunto, porque perteneciendo a la misma comunidad, hay tratamientos tan diferentes para los ciudadanos. Porque algunos tienen un hospital dentro de una zona residencial, y otros tienen más de 30 minutos en coche (particular por su puesto), hasta el centro de urgencias más cercano.

De Alcobendas, no me daría el día para comentar todo, así que voy a resumirlo. En Alcobendas hay una gente maravillosa que es capaz de trabajar de forma gratuita para el bienestar de sus conciudadanos. Y una alcaldía, que siempre ha decidido cómo, a quién y con cuánto ayuda a unos, y perjudica a otros. Es decir, lo que diferencia a este lugar de otros; el deporte, la cultura, etc, es gracias al trabajo de la buena gente que vive aquí, pero no a sus sucesivos gobiernos, que más entorpecen la mayoría de la veces, que colabora. Los ciudadanos muchas veces tienen que suplicar al ayuntamiento, que les deje; dar conciertos, hacer obras de teatro, exponer cuadros, hacer actividades deportivas, etc. Tienes que andar mucho, hablar con mucha gente, y ser muy insistente, para que al final des con alguien que trabaja para el ayuntamiento, y pueda ayudarte, porque la decisión final la toma alguien que nadie conoce, que es el que cobra, el que se lleva lo méritos y el que dice cosas como privatizar polideportivos, o ahorra dinero en arreglar calles que llevan tantos años con parches que los coches y las personas van esquivando las malas hierbas.

Hay una anécdota que resume todo. Yo vivo en un barrio que sufre una delincuencia brutal, y que según el ayuntamiento no existe tal delincuencia. Alguno tendrá que ver como he visto yo, desvalijar delante de tu cara el piso de un vecino, para créeselo. Y si fuera la delincuencia solo... Una vecina, le pregunta a la concejala del barrio, "qué va hacer para mejorar el barrio", y la concejala le dice, "no te preocupes, lo vamos a solucionar todo, etc". Un mes más tarde, la concejala para a la vecina  por la calle y le dice "¿has visto cómo hemos mejorado el barrio?", la vecina la mira, y no dice nada, "¿no los ves?, hemos puesto flores colgadas de las farolas". Que queréis que os diga, que a los políticos de Alcobendas les importa mucho la imagen. Pero todo cocinero sabe que sí, la imagen es importante, pero como no haya quien se lo coma, mal vamos.

Como conclusión, apelo a la razón y no al corazón. Animo a que vayáis a votar mañana, pero que vuestra conciencia os haga votar por personas y no por empresas, por realidad, y no por promesas, por verdades y no por mentiras. Y creo que siempre es mejor una rica tortilla de patatas aunque parezca un poco quemada, que no a algo que parece un buen bistec y que al probarlo sabe a alpargata.

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