Translate

jueves, 16 de marzo de 2017

El parón del escritor

¿Por qué no escribo?. Es algo que yo también me pregunto, y quizá no hay una sola respuesta para justificar porque he dejado de escribir en este blog. Puede que esté buscando respuestas a las preguntas que me planteo y que surgen una y otra vez en estas letras que aquí escribo. Pero puede ser también que actualmente esté navegando para encontrar algo, aunque ni siquiera sé que es lo que quiero encontrar.
Naturalmente se me ocurren temas de los que escribir, y sigo teniendo el ímpetu de la escritura, pero hasta hoy y desde hace casi un mes, algo ha cambiado en mí que hace que no termine de decidir que tema tratar y como abordarlo.
Creo que de alguna forma, una persona como yo que pasa a la acción sin saber muy bien que reacción van a tener sus actos, ha comenzado a tener un rol distinto. De alguna forma, ahora me he convertido en observadora y no tanto en actriz. Puede ser, que como se dice vulgarmente "me huela algo", y en esta ocasión prefiero observar a ver como suceden los acontecimientos, antes de que los acontecimientos me destruyan a mi.
Durante el terrible 2016 he sufrido demasiado como para madurar como persona en demasiadas cosas, y quizá aunque no ha cambiado para nada mi forma de ser, si ha cambiado de forma radical mi forma de enfrentarme a los problemas.
Todos queremos ser duros como el hormigón y que nada nos afecte, queremos tener un eslogan que diga "es tu problema", pensando que un problema es como una pelota, que mientras tu la tengas en las manos, es cosa tuya. Pero como la mayoría de los juegos de pelota, no hay juego si esta no se pasa de una mano a otra. Por tanto, es absurdo pensar que los problemas ajenos no nos afectan directa o indirectamente.
Estamos en lo que podríamos llamar la cultura del desapego, pensamos que comportándonos como psicópatas, sin serlo, nos protegemos de algo. Y estamos muy equivocados si pensamos así. Sin embargo, durante años he sufrido demasiado al darme cuenta de que muchas personas como yo, no tienen ninguna intención de cultivar el desapego, es más, quieren apegarse a las personas cada día más y con más fuerza, y desapegarse más de las cosas que parecen querer controlarnos a todos. Pero cuantos sientes apego, sientes dolor, sientes empatía, siente amor, rabia, todo. Y sentir, no está de moda precisamente. Hoy se lleva el rollo, no sentir, ser máquina, ser robot.
El lector, si ha leído algunas de las cosas que he escrito en este blog, sabe de sobra mi implicación en el mundo actual, mi humanidad. Pero de un tiempo a esta parte, mi humanidad se ha vuelto más práctica. En vez de vociferar a gritos para pedir la libertad, la paz y el amor, he decido vivir yo así. Y no sé si va a funcionar o no, pero en vez de hacer lo que hacía Jesus de salir a predicar, para luego recibir pedradas el pobre hombre. Yo he cambiado a otra filosofía, y es la de "yo voy a ser feliz, aunque tú no quieras que lo sea". Y ese tú puede ser desde la vecina envidiosa, hasta el político corrupto. Me da igual los casos de corrupción y demás cosas horribles que nos torturan a diario y que sirven para reírse de nosotros porque no solo no van a cambiar sino que van a empeorar. Yo he pasado a la acción de la observación. Así que estoy agazapada viendo desde un seto como se mueven los conejos. Sabiendo que antes yo era conejo, y otros eran zorros, ahora yo soy la zorra y otros los conejos.
Animo al lector a que medite un cambio de actitud, y pase de ser presa a depredador. Es algo que requiere silencio, paciencia, calma y observación. Y quizá no consiga atrapar a su presa, pero lo más seguro es que deje de serla usted.


No hay comentarios: