Una canción decía así, "vivo en un barrio tranquilo". Para referirse a esos barrios donde la policía no acude a no ser que la llamen 4 vecinos al mismo tiempo, a pesar de estar a menos de 100 metros de mi calle una oficina de policía local.
Pero no escribo esto para quejarme de la policía, porque no es el caso, lo escribo para que dentro de 20 o 50 años alguien sepa que pasa en mi barrio, como en muchos barrios de España.
Mi calle está en el centro del pueblo, el ayuntamiento ha rehabilitado todas las calles salvo la mía. Todas las calles salvo la mía han mejorado en transito de personas, en seguridad y en comercio, salvo la mía. Pero no es casualidad. Desde hace más de 20 años los políticos y rentistas de la oligarquía local hicieron un negocio muy rentable con narcotraficantes de la República Dominicana. Y en el trato estaba que justo al lado de mi casa, se realizaran apuestas ilegales y tráfico de cocaína y marihuana en un local alquilado a un antiguo seguidor y chota del régimen franquista y actualmente regentado por un mafioso Dominicano. Que no duda en amenazar, porque es así como se vive en este barrio, a todos aquellos que denuncien o no quieran estar de acuerdo con haber convertido el barrio en un gueto donde la gente del pueblo tiene miedo a que la roben o ser asaltada. Y los del barrio hacen el vacío a los que no participamos ni apoyamos a esta gente, arruinando los negocios hasta ser imposible la supervivencia. Los negocios que no son de la mafia claro está, porque los que están dentro del trapicheo o lo consienten directamente no tienen ningún problema.
Y es que ir a por el pan a la 1:30 de la madrugada a una tienda de ultramarinos, no es raro, es otra cosa. Sin embargo la policía no puede hacer nada, porque para que actúe debe haber ordenes directas de políticos que están implicados directamente en el negocio, y denuncias de vecinos, que ya estamos tan hartos de denunciar que vemos que no ser va a resolver nada porque no se quiere resolver.
Al igual que sospechosamente nadie quiere gobernar este país y nos hacen votar una y otra vez, porque la mafia de corrupción, la implicación en el tráfico de personas, prostitución, drogas y un largo etcétera de delitos salpica a demasiadas familias conocidas y con cargos digamos "importantes", y nadie por mucho poder político que tenga se atreve a ir a por ellos y mucho menos meterles en la cárcel.
Y hasta aquí el relato de una época en la que es imposible sobrevivir.
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