Este relato estaba en la página de este blog llamado así "relato", le he copiado para que pueda ser más accesible.
EGO. ¿Quiero casarme conmigo?
No tengo nada en contra de los egocéntricos. Son personas en apariencia simpáticas, en apariencia atractivas, en apariencia cultas. Pero no rasques más porque solo hay eso, apariencia.
Los egocéntricos tienen un gran carisma, han estado desde niños preparando su imagen social. Nadie pone en duda su buena fe, sus buenas maneras, su delicadeza en el trato. Todo un teatro, que no es más que simple imagen.
Las profesiones que dedican gran parte de su trabajo cara al público son las que más egocéntricos tienen. Cantantes famosos, actores, políticos, son profesiones elegidas para poner el ego a 100.
Pero el egocéntrico se cree tan perfecto, que cuando alguien duda de su perfección salta violentamente sobre esa persona, como un tigre sobre su presa. Esto explica las situaciones embarazosas de famosos con caras agresivas ante preguntas clave de algunos periodistas.
Son capaces de leer una y mil veces las críticas, pero no para aprender de sus errores si no para evitar a toda costa que se ponga en duda su perfección.
Nuestra sociedad alimenta continuamente nuestro ego, ya que un egocéntrico amante de la perfección y de sí mismo es derrochador al máximo. La mejor colonia, el mejor traje, el mejor peinado, incluso si me dicen que tengo una nariz grande, me la pongo tipo Barbie. Todo con tal de ser perfecto.
No se libran del super ego, los ilustrados catedráticos, doctores y demás eminencias. Aquellos a los que se les pregunta por qué un proyecto a sido un completo fracaso, o por qué se están invirtiendo miles de millones de euros en cosas que científicamente no tienen provecho alguno.
Para mí el peor egocéntrico es aquel que piensa que lo sabe todo, y que carece de toda humildad.
Hoy por hoy, las redes sociales son un caza egos. Es la droga más dura para un egocéntrico. Saber que lo que dices o lo que haces pueden saberlo al mismo tiempo millones de personas. El que tengas cientos o miles de seguidores o de amigos virtuales. Es algo orgásmico, más que el premio Nobel. Porque es algo continuo, he ilimitado.
Pero como ya digo, al final el egocéntrico se termina descubriendo. Termina mostrando su fea cara, y su horrible alma. Esa que considera que sus seguidores son una pandilla de imbéciles aburridos, o que sus amigos del facebook son unos fracasados que ven su éxito con odio y envidia.
De todas las personas con un gran ego que he conocido, ninguna es realmente feliz. Y son tan obsesivas consigo mismas que caen en enfermedades mentales como la depresión, la ansiedad, etc. Enfermedades que achacan a la imperfección de la escoria que les rodea, que no les valora lo suficiente o bien que simplemente les molesta su existencia imperfecta.
Este tipo de personas incapaces de tener sentimientos por alguien, solo utiliza a los demás para obtener sus propósitos en la vida. Puede tener 10 hijos, pero no darles cariño nunca, eso sí, exigirles ser los mejores del mundo en todo. Y no dudará en gritarlos, maltratarlos, etc.
Son los hombres o mujeres de familia aparentemente perfecta, con tres o cuatro amantes. Y sin apenas relaciones sexuales con su cónyuge.
Con el dinero y el poder se pueden comprar muchas cosas, cosas que el ego necesita. Así pues, esa posesión del EGO, hace que el egocéntrico sea capaz de mentir, robar y de todo, con tal de conseguir sus objetivos.
El ego no es malo, la autoestima es muy importante, y siempre nos ha acompañado y debe seguir haciendolo. Pero la sociedad de consumo ve en el egocéntrico una bolsa llena de oro, y potencia hasta la enfermedad la necesidad de perfección y de ser mejor que los demás a cambio de unas monedas más. Es decir, nos venden no solo felicidad, también nos venden autoestima. Y es más, nos hacen creer que nuestra autoestima será mejor si vemos que los demás están por debajo. De esta forma vamos consumiendo productos más caros, siendo más ambiciosos y siendo más egocéntricos.
¿Una persona normal y sencilla puede convertirse en egocéntrica?. Pues hoy en día, tal y como está orquestada la feria del consumo, es muy normal. Acaso no hemos visto a alguien que no sabe ni usar un ratón de ordenador, con el último modelo de portatil táctil.
Cuántas personas conocemos que no tienen vida social, y están todo el día hablando por las redes sociales, y opinando de todo.
Hay una cosa que es intocable, aunque alguno o alguna, no lo quiera reconocer. Y es el ego ligado al sexo. Amigos y amigas mías, han hablado conmigo sobre discusiones con sus parejas, y me han comentado como han llegado a esa discusión. Y la mayoría de las veces es porque se a tocado el botón que pone CUIDADO EGO. La mayoría de las veces, es porque no nos damos cuenta de que hemos dado donde no debíamos, pero si antes de hablar pensásemos, -esto puede afectar a su ego-, entonces tendríamos unas relaciones de pareja más sencillas.
Si hemos pulsado el botón EGO, entonces la cara de nuestra pareja se desdibuja, los ojos se encienden de rabia y la contestación a nuestra insensatez es rápida y brutal. En ese momento lo mejor es callar, y cuando veamos posibilidad, pedir perdón.
Lamentablemente no hay una regla general, cada uno tenemos un botón diferente del EGO, así que nunca se sabe. Pero yo procuro no meterme en temas muy masculinos, ni dar una opinión tan siquiera no sea que salga escalda. Y por supuesto, mi pareja si se ha metido en temas muy femeninos como la menstruación o el parto, ha salido escaldado.
Como conclusión saco que es mejor no hablar de algo si no se tiene suficientes conocimientos. El ego es algo muy importante que debemos cuidar, pero no alimentar hasta que esté tan gordo que sea inamovible.
No hay comentarios:
Publicar un comentario