¿Matrimonio o conveniencia?. ¿Realmente se puede adaptar el concepto de matrimonio a la sociedad actual?. ¿Han cambiado las relaciones de pareja?. ¿Es el matrimonio una herencia del pasado convertida en una tradición en el presente?
Matrimonio o conveniencia
Translate
miércoles, 30 de enero de 2013
sábado, 26 de enero de 2013
Sentenciando a la ley
No hay libertad si no existe la justicia. ¿Ley y justicia pueden convivir hoy en día? Hemos decidido asumir como borregos unas leyes que cada día protegen más al culpable y castigan al inocente. Cuál es la delgada línea que separa la justicia legal de lo que nosotros como individuos consideramos justo.
Sentenciando a la ley
Sentenciando a la ley
sábado, 19 de enero de 2013
¡Manos arriba!. Esto es un gobierno
Un relato sobre la política actual . ¿Realmente se le puede llamar a los políticos así, o habría que buscar otro nombre para su oficio?
¡Manos arriba! Esto es un gobierno.
¡Manos arriba! Esto es un gobierno.
domingo, 13 de enero de 2013
El gran sexo
¿Realmente vivimos en una sociedad con libertad sexual? ¿O estamos orientados hacia una practica compulsiva tanto del sexo, como de todo lo que tiene que ver directa o indirectamente con él?.
¿Nos preocupa más el que dirán, que lo que queramos nosotros hacer con nuestra sexualidad?
¿Rodeamos nuestra vida de complementos que puedan mejorar nuestra vida sexual?
¿Hemos convertido nuestra vida sexual en un trabajo o en una competición?
He meditado sobre todas estas preguntas y como resultado he incorporado un nuevo relato. Yo me he aclarado bastante. Espero que ayude a alguien más, que como yo se encuentre abrumado de tanta sexualidad. El sexo nos rodea tanto a través de los medios como de las modas y las pautas sociales.
A veces para bien, pero a veces, en mi opinión, nos orienta excesivamente.
El gran sexo
En un principio quería basar mi relato en una crítica a como se abusa del sexo en los medios. Pero al final me di cuenta de que el tema es lo suficientemente importante como para dejarlo en una mera crítica cultural.
Si es cierto que se utiliza el deseo sexual, como algo primario y ventajoso. Y no es algo que no sólo no nos escandaliza, sino que nos es tan natural, como lo es la frase aquella que define a la prostitución como el oficio más antiguo del mundo. Pero banalizar las relaciones sexuales humanas, hasta el punto de convertirlas en un mercado, es algo que no me puede sorprender hoy en día. Lo que si me sorprende, es como se permite que se trate el mercado sexual como un mercado cárnico, dejando no solo los sentimientos a un lado, sino también la conexión del sexo con nuestra realidad humana.
El sexo se puede entender de tantas maneras como seres humanos hay en la tierra. Cada individuo tiene sus necesidades y su forma de intentar, a veces con suerte, saciarlas. Siempre comparando el sexo con la necesidad de amar y ser amados, o de ser queridos, apreciados, etc.
Podemos caer en el error de que al igual que debemos comprar compulsivamente, debemos tener relaciones compulsivamente. El mercado sexual también vende la novedad, lo que no has probado, lo que otros tiene y tu no. Todo ha sido distorsionado de forma que puede ser aplicado a nuestra vida sexual, con más o menos naturalidad.
Y es un tema muy serio. Convierte a las personas en maniquís de silicona, nos convierte en deseables o no. Nos dice que debemos hacer sexualmente para ser aceptados socialmente.
Cuando se tiene una confianza absoluta en lo que realmente queremos y cuál es nuestra sexualidad, podemos ver que la sexualidad, socialmente, está muy deformada.
Al tratar un tema como este, más delicado que ningún otro, tengo que definir mi postura. Cosa que es totalmente innecesario con cualquier otro tema. Y la razón es que en el sexo, más que en ninguna otra cosa, se cometen más perjuicios y más tabús.
Es como si no pudiéramos tener una libertad sexual mental, si no tenemos una libertad sexual social. Lo que nos convierte a todos en títeres de fantasías sexuales de otros. Vistiendo o comportándonos en ocasiones de forma estrafalaria.
El sexo al ser algo tan sumamente íntimo y privado, que pertenece solo a la elección del individuo, nunca debe estar marcado ni orientado por modas o por caprichos.
Si pedimos y exigimos una libertad de expresión, por qué no pedimos una libertad sexual. Pero la libertad sexual, no es dejar que el mundo decida qué es lo que debemos hacer con nuestro cuerpo. Si no todo lo contrario, romper ataduras, tópicos y demás, y decidir cómo, cuándo, dónde y con quien practicamos el sexo. Pese a quién pese, moleste a quién moleste.
Para bien o para mal, uno es quien debe decidir.
La adolescencia puede ser la peor época en la sexualidad de una persona, o la mejor si lo tenemos todo muy claro.
Cuando era adolescente, siempre estaba intentando enterarme de que iba el tema, que aún desconocía por completo. Primero escuche con atención las experiencias ajenas, y luego cuando pude, compartí las propias con las personas de mi confianza, siempre con absoluta discreción y sin tapujos. De esta forma, no solo aprendí más sobre mi misma, sino que además también descubrí que es lo que quiero, y que es lo que no quiero, en mi vida sexual.
Lo que quiero, es tener una relación de pleno disfrute, y conseguir que la otra persona se sienta tan feliz con mi compañía como yo con la suya. Cualquier otra posibilidad me es totalmente indiferente.
No quiero caer en las trampas de porque no pruebas esto o aquello, porque solo pruebo aquello que permita un disfrute en común con la persona escogida.
De esta forma evito convertir algo realmente maravilloso, en un trabajo o en una competición olímpica.
Mi consejo es muy sencillo, y asegura siempre la felicidad sexual. Guíate de tu instinto y de tu creatividad, y antes de hacer algo de lo que puedas arrepentirte, consulta a la persona con la que compartes este vínculo. Porque puede que se sienta ofendida, y lo que es algo divertido pueda convertirse en algo desagradable.
Y sobre todo, siempre que puedas, como dice la canción, déjate llevar.
¿Nos preocupa más el que dirán, que lo que queramos nosotros hacer con nuestra sexualidad?
¿Rodeamos nuestra vida de complementos que puedan mejorar nuestra vida sexual?
¿Hemos convertido nuestra vida sexual en un trabajo o en una competición?
He meditado sobre todas estas preguntas y como resultado he incorporado un nuevo relato. Yo me he aclarado bastante. Espero que ayude a alguien más, que como yo se encuentre abrumado de tanta sexualidad. El sexo nos rodea tanto a través de los medios como de las modas y las pautas sociales.
A veces para bien, pero a veces, en mi opinión, nos orienta excesivamente.
El gran sexo
En un principio quería basar mi relato en una crítica a como se abusa del sexo en los medios. Pero al final me di cuenta de que el tema es lo suficientemente importante como para dejarlo en una mera crítica cultural.
Si es cierto que se utiliza el deseo sexual, como algo primario y ventajoso. Y no es algo que no sólo no nos escandaliza, sino que nos es tan natural, como lo es la frase aquella que define a la prostitución como el oficio más antiguo del mundo. Pero banalizar las relaciones sexuales humanas, hasta el punto de convertirlas en un mercado, es algo que no me puede sorprender hoy en día. Lo que si me sorprende, es como se permite que se trate el mercado sexual como un mercado cárnico, dejando no solo los sentimientos a un lado, sino también la conexión del sexo con nuestra realidad humana.
El sexo se puede entender de tantas maneras como seres humanos hay en la tierra. Cada individuo tiene sus necesidades y su forma de intentar, a veces con suerte, saciarlas. Siempre comparando el sexo con la necesidad de amar y ser amados, o de ser queridos, apreciados, etc.
Podemos caer en el error de que al igual que debemos comprar compulsivamente, debemos tener relaciones compulsivamente. El mercado sexual también vende la novedad, lo que no has probado, lo que otros tiene y tu no. Todo ha sido distorsionado de forma que puede ser aplicado a nuestra vida sexual, con más o menos naturalidad.
Y es un tema muy serio. Convierte a las personas en maniquís de silicona, nos convierte en deseables o no. Nos dice que debemos hacer sexualmente para ser aceptados socialmente.
Cuando se tiene una confianza absoluta en lo que realmente queremos y cuál es nuestra sexualidad, podemos ver que la sexualidad, socialmente, está muy deformada.
Al tratar un tema como este, más delicado que ningún otro, tengo que definir mi postura. Cosa que es totalmente innecesario con cualquier otro tema. Y la razón es que en el sexo, más que en ninguna otra cosa, se cometen más perjuicios y más tabús.
Es como si no pudiéramos tener una libertad sexual mental, si no tenemos una libertad sexual social. Lo que nos convierte a todos en títeres de fantasías sexuales de otros. Vistiendo o comportándonos en ocasiones de forma estrafalaria.
El sexo al ser algo tan sumamente íntimo y privado, que pertenece solo a la elección del individuo, nunca debe estar marcado ni orientado por modas o por caprichos.
Si pedimos y exigimos una libertad de expresión, por qué no pedimos una libertad sexual. Pero la libertad sexual, no es dejar que el mundo decida qué es lo que debemos hacer con nuestro cuerpo. Si no todo lo contrario, romper ataduras, tópicos y demás, y decidir cómo, cuándo, dónde y con quien practicamos el sexo. Pese a quién pese, moleste a quién moleste.
Para bien o para mal, uno es quien debe decidir.
La adolescencia puede ser la peor época en la sexualidad de una persona, o la mejor si lo tenemos todo muy claro.
Cuando era adolescente, siempre estaba intentando enterarme de que iba el tema, que aún desconocía por completo. Primero escuche con atención las experiencias ajenas, y luego cuando pude, compartí las propias con las personas de mi confianza, siempre con absoluta discreción y sin tapujos. De esta forma, no solo aprendí más sobre mi misma, sino que además también descubrí que es lo que quiero, y que es lo que no quiero, en mi vida sexual.
Lo que quiero, es tener una relación de pleno disfrute, y conseguir que la otra persona se sienta tan feliz con mi compañía como yo con la suya. Cualquier otra posibilidad me es totalmente indiferente.
No quiero caer en las trampas de porque no pruebas esto o aquello, porque solo pruebo aquello que permita un disfrute en común con la persona escogida.
De esta forma evito convertir algo realmente maravilloso, en un trabajo o en una competición olímpica.
Mi consejo es muy sencillo, y asegura siempre la felicidad sexual. Guíate de tu instinto y de tu creatividad, y antes de hacer algo de lo que puedas arrepentirte, consulta a la persona con la que compartes este vínculo. Porque puede que se sienta ofendida, y lo que es algo divertido pueda convertirse en algo desagradable.
Y sobre todo, siempre que puedas, como dice la canción, déjate llevar.
domingo, 6 de enero de 2013
La magia de la publicidad
¿Alguna vez estando viendo una película o programa de televisión, te has olvidado de qué es lo que estabas viendo?. Si te ha ocurrido, no es debido a que tengas lapsus mentales, es debido a un uso abusivo de la publicidad. En el relato de "La magia de la publicidad", trato de comentar mi punto de vista como espectadora. Además de mi desacuerdo hacia algo que está perjudicando nuestra cultura y que lo seguirá haciendo.
La magia de la publicidad
Suscribirse a:
Entradas (Atom)